THta llegado a mis manos esta carta anónima: Yo soy aquel que pudo haber sido y nunca fue. Aquel que, sin culpa alguna, fue discriminado, ninguneado, castigado. Aquel que fue destruido sin darle ninguna oportunidad. Yo soy aquel a quien se le tapó la boca desde el principio y no se le permitió ni opinar, ni siquiera llorar. Aquel que fue desahuciado por los hombres y desechado por la persona a quien más pude importarle; asesinado por el miedo, la cobardía, la rabia, el egoísmo...disfrazados de "ley" y en nombre de "los derechos" de quien me cobijaba. Yo soy aquel de quien no se respetó la mínima dignidad. Fui un estorbo desde mi concepción. No me pensaron; no me quisieron; me desdeñaron. Me trataron como basura...y me trituraron. Como no podía quejarme, nadie me escuchó, nadie se puso en mi lugar, nadie me prestó la mínima atención. Bien es cierto que pude haber sido un marginal, un cabeza loca o un criminal. También es cierto que pude haber sufrido y haber sido marcado por el rechazo. Pero ¿acaso no es eso la vida? Pero pude haber sido una buena persona, un buen propulsor de causas justas; pude salvar vidas, pude traer a este mundo de odios más paz, y más solidaridad a este mundo de miserias. Pude haber sido el consuelo de tus lágrimas, pero no me quisiste dar esa oportunidad. ¿Por qué? ¿Por qué me odiaste? ¿Qué mal te hice? Pude quererte, madre. Ahora ya nunca sabrás cómo habría sido yo o qué habría hecho. Pude ser y no fui porque tú, madre, elegiste entre mi vida y mi muerte y decidiste abortar. Que Dios te perdone y recuérdame siempre.