Nadie le ha enseñado como pintar cuadros, pero lleva más de 40 años haciéndolo por amor al arte. Domina la técnica del óleo, el bolígrafo, la acuarela e incluso se atreve a realizar obras por medio de un soldador de estaño. Antonio Gil, vecino de Almendralejo, tiene 56 años y la pintura ha sido y es su vía de escape en la vida.

Este albañil de profesión ha estado siempre ligado al mundo de la construcción y, en sus ratos libres, pinta cuadros. Y es la albañilería su tema referencial. Fachadas, obras a media construcción o realidades como una hilera de ladrillos asfixiando a un billete de 20 euros, «reflejando como la construcción y su caída también ha asfixiado a la economía nacional», argumenta.

La exposición se abrió el viernes y podrá verse durante una semana más en la sala de exposiciones de Cajalmendralejo, en calle La Hierba. El horario es de siete de la tarde a 21.30 horas.

Antonio Antonio Gil maneja todas las técnicas, a pesar de ser autodidacta. Dice que no se ha fijado en nadie y que ha ido mejorando «a base de errores». El ladrillo centra su obra porque «es lo que siempre me ha conectado al mundo. Yo creo que para pintar bien, una de las claves es pintar cosas que uno controle».

Hay una veintena de pinturas expuestos, pero también ha realizado obras y esculturas talladas en diferentes tipos de madera. El es un talento artístico sin ánimo de lucro.