Fue allá por 1989 cuando un grupo de padres con hijos con discapacidad intelectual fundaron una empresa que hoy se ha convertido en referente con 56 trabajadores, 53 de ellos con un contrato indefinido, el número más alto desde su fundación.

Minusbarros es la única cooperativa que existe en Extremadura en la que todos sus empleados tienen algún tipo de discapacidad. Gestiona varios servicios. Tiene un contrato con el ayuntamiento para ocuparse de la limpieza y mantenimiento de parques y jardines, así como del servicio de conserjería en centros públicos de educación infantil y primaria. Además, está subcontratada por Ferrovial hasta 2024 para hacer la limpieza de las calles. También se dedica a limpiar a grandes y pequeñas escala y estudia ofrecer más servicios. «En este 2019 nos hemos planteado crecer más. En los últimos diez años nos hemos profesionalizado mucho y es el momento de diversificar más el negocio», informa José María Galvañ, su gerente de desde hace casi 13 años.

Galvañ, de 52 años, llegó a Almendralejo desde Alicante tras haber trabajado en la Fundación ONCE. Su gran objetivo es que la cooperativa pueda tener algún día un centenar de empleados. De Minusbarros destaca «la implicación que tiene el personal. Los que aquí trabajan sienten la empresa como suya y eso es fundamental». Hay cinco trabajadores que comenzaron en 1989 coincidiendo con su surgimiento. En breve, cumplirán los 30.