La amenaza de lluvia que perduró durante toda la jornada no desanimó a los romeros que, sobre todo a la hora de la misa y la procesión, inundaron los alrededores de la ermita de la Virgen de Bótoa. Según fuentes de la Guardia Civil, al mediodía había más de 20.000 romeros y aunque por la mañana el tráfico fue fluido, hacia las dos de la tarde ya había retenciones para entrar en el recinto. El alcalde, Miguel Celdrán, destacó la participación a pesar del clima.

Un total de 80 agentes de la Guardia Civil, repartidos en tres turnos, se encargaron de regular el tráfico y de la seguridad de la romería. La noche de la víspera apenas se produjeron incidentes, salvo los normales por el consumo excesivo de alcohol. Sin embargo, ayer por la mañana sí ocurrió un accidente que, aunque no tuvo mayores consecuencias para el jinete implicado, sí dio que hablar sobre las medidas sanitarias del lugar.

DE MERIDA Un caballista se cayó de su montura y, según testigos presenciales, la ambulancia tardó más de media hora en llegar. La Guardia Civil confirmó que el vehículo tuvo que venir desde Mérida. En señal de protesta, buena parte de los caballistas presentes en la romería, que suman más de una treintena, decidieron no participar en la procesión. Uno de los jinetes, Jacinto Guiberteau, se lamentaba de que no existiese en el entorno de la ermita un servicio médico, a pesar de que son miles las personas que se reúnen en este lugar y de que cada año ocurre algo. No sólo se refería a los caballistas, pero sí puede haber lipotimias, peleas y hasta accidentes. Según estos hombres y mujeres, el problema es que la hermandad no quiere pagar este servicio.

A este respecto, el hermano mayor, Fernando Sánchez Cuadrado, dijo que la hermandad se ha dirigido a la Delegación del Gobierno para que ponga las medidas necesarias, pero "no tenemos otra competencia". De todos modos, Sánchez Cuadrado quiso que este asunto no ensombreciera la jornada.

Numerosa fue la asistencia en la rifa del ramo, que una vez más fue a parar al ex diputado del PP Luis Ramallo, por 1.000 euros, mientras que Miguel Guijarro pagó 300 por el rosario.