Director de la Revista de Estudios Extremeños de la Diputación de Badajoz, inspector de Educación ya jubilado y con una ristra de publicaciones a sus espaldas, Fernando Cortés (Montijo, 1944) suma a su larga y ancha experiencia la de haber sido nombrado Cronista Oficial de Badajoz.

-- Está de enhorabuena.

--La verdad es que sí. Uno tiene su currículum cerrado, pero la decisión me ha ilusionado y me ha hecho feliz, porque voy a continuar con lo que he hecho toda mi vida: investigar, tengo 24 o 25 libros.

-- ¿Ha perdido la cuenta?

-- Ahora mismo tengo pendientes de publicar dos. Uno sobre educación primaria en el siglo XIX en la provincia de Badajoz. Otro sobre la primera Guerra Carlista en Extremadura, pero no sobre las batallas, sino de las presiones que la población civil tiene que soportar por la presencia de los soldados. Yo siempre digo que los soldados, ni de plomo. La guerra es la irracionalidad máxima.

-- ¿Cuál fue su reacción cuando le propusieron ser cronista oficial?

-- Me lo dijeron hace un mes. Me quedé un poco sorprendido, porque no me lo había planteado. Pero bueno, para hacer lo que estoy haciendo, trabajar e investigar, estoy contento y feliz. Me lo propuso el grupo municipal socialista. Me ha hecho mucha ilusión que a título honorario se nombre a María Dolores Gómez Tejedor. Ella nos ha amamantado, nos ha enseñado mucho, en ese archivo hemos pasado muchas horas y es una mujer encantadora y entrañable.

-- ¿Conoce al otro cronista?

-- No personalmente pero sí por sus obras. A Alberto González desde hace muchísimo tiempo. Eramos unos mozuelos y hacíamos viajes juntos. No tengo mala relación con nadie, la vida es suficientemente complicada como para complicarla con falsas rencillas, o será que uno ya es muy viejo y está de vuelta de muchas cosas.

--¿Tiene clara su función?

-- Yo creo que sí. El cronista tiene que realizar una tarea dual. Es cronista del tiempo presente: Cela dijo algo así como que la más noble función de un escritor es dar testimonio como acta notarial del tiempo que nos ha tocado vivir. Pero me gusta más ser cronista del tiempo pretérito, para acercarnos e intentar aprender del pasado, cómo vivía la gente en ese marco temporal y social que te propones estudiar cuando comienzas una investigación.

-- ¿Hay labor para cuatro cronistas?

-- Ha sido una ciudad militar, eclesiástica, el núcleo fundamental de la Iglesia extremeña. La situación de Badajoz la coloca en el tránsito entre Madrid y Lisboa y las relaciones han sido de pegarse de palos. Aquí no hay fortalezas ni casas nobiliarias porque la gente sabía que 30 años más o 30 años menos el portugués llegaba y las destruiría.

--¿Se plantea rescatar algún episodio histórico en concreto?

-- Como ya he dicho en estos momentos estoy trabando sobre la primer guerra carlista. En los años 80 o tal vez antes había un boletín municipal en el que yo publicaba una página y voy a intentar rescatarla. Una tarea que yo creo que los cronistas debemos propiciar es la digitalización del archivo municipal empezando por los libros de acuerdos del Cabildo, porque te permiten trabajar desde cualquier lugar del mundo.

--¿Qué le parece que no hubiese acuerdo para nombrar a Moisés Cayetano?

-- Es una auténtica pena. Yo no voy a descubrir a Moisés, pero es la persona que más sabe de la Raya, de la frontera y de fortalezas. Creo que hay que rescatar a Moisés porque Badajoz está volcada hacia Portugal y en estos momentos la unión es el futuro.