Es complicado contar cuántas personas participaron en La Noche en Blanco, por la cantidad de espacios abiertos en los que se celebraban actividades, pero la percepción general es que todo estaba lleno, por encima incluso del aforo a partir del cual hay que echar mano de paciencia. Según los datos de la Policía Local de Badajoz, que también transmitió la concejala de Cultura, Paloma Morcillo, la afluencia a la séptima edición superó las 120.000 personas, más incluso que el año anterior (100.000 personas). El calor extenuante, al contrario de lo que pudiera preverse, actuó como aliado, pues la gente aguantó en la calle hasta bien entrada la madrugada, más allá de las 4 de la mañana, cuando terminaron las actividades.

Los lugares más visitados fueron los Jardines de la Galera (pasaron más 5.700 personas), las Casas Consistoriales (casi 5.443), que ofreció una exposición de papercraft que atrajo a mucho público familiar, y las Tres Campanas (5.400), donde los visitantes acudían a conocer el interior del edificio y se sorprendían con la original exposición de serigrafía artística de Filtirés, en la que se podían captar con los móviles los códigos bidi y dar vida a los dibujos que conducían a historias. Filtirés también se encargó de la proyección de la plaza del Museo de la Ciudad, en la que además llamó mucho la atención el mural que se ha completado este año con las fiestas de la ciudad.

Por la ermita de la Soledad pasaron 1.200 personas, después de dos años cerrada en La Noche en Blanco, pero todavía hay ciudadanos que no conocen la planta superior. En la iglesia de Santa Catalina, donde se proyectaba una ópera, entraron casi 4.000 visitantes. 1.496 personas se acercaron al claustro de San Agustín; casi 1.000, a la Concejalía de Cultura a conocer a personajes históricos y una cifra similar en Puerta Palmas. En los Jardines de la Galera se ofreció una ruta para conocer los espacios recién abiertos en grupos de 40 personas y unos 600 se apuntaron a ese nuevo recorrido.

Morcillo remarcó que fue "un acierto" llevar a la gente joven a la Alcazaba con los conciertos de grupos jóvenes y concentrar las actividades infantiles en San Atón, que estaba "lleno hasta la bola", como también resultaba difícil pasar por el paseo de San Francisco, lo mismo que ocurrió en muchos momentos en la plaza de la Soledad. En el photocall se hicieron más de 500 fotos y casi 800 personas cogieron el tren turístico. Como curiosidad, el Fuerte de San Cristóbal recibió 779 visitantes, una cifra que sorprende porque se encuentra en la margen derecha, muy alejado del Casco Antiguo, donde estaban concentradas casi todas las actividades. 765 personas se acercaron también a la Galería de Fusileros. Más de 200 interesados quisieron ver la exposición del Colegio Oficial de Arquitectos y se alcanzaron las 300 visitas en la Escuela de Artes y Oficios.

"Se han superado todas las expectativas de público --valoró la concejala, que recorrió todos los escenarios-- y no nos cabían más actividades". La responsable de Cultura apuntó que en cada edición van tomando nota de las preferencias del público y de las actividades que funcionan mejor y en qué lugares. Así, para los niños hay que mantener San Atón porque es más accesible para las familias con sillitas.

La concejala destacó que a pesar de la enorme afluencia de gente no se produjeron incidentes, como también confirmó la policía local y Cruz Roja. La oenegé manifestó que fue una noche tranquila, más incluso que en otras ediciones. Sólo atendieron dos avisos relacionados con La Noche en Blanco, ambos de intoxicación por ingesta de alcohol, uno de ellos era una joven de 14 años y ninguno requirió traslado al hospital.