Me pregunto a partir de cuántos grados centígrados se considera que las temperaturas son extremas y por tanto resulta inconcebible que alguien se vea obligado a pasar la noche en la calle porque no tiene un lugar en el que cobijarse. Ante el anuncio de la última ola de frío, el Ayuntamiento de Badajoz decidió habilitar un albergue destinado a personas sin hogar. Era la primera vez que esta iniciativa se ponía en marcha en Badajoz. Fue posible con el apoyo de Cruz Roja y Cáritas y se hizo así porque después de recibir la comunicación de alerta, el Instituto Municipal de Servicios Sociales (IMSS) comprobó que en el Centro Hermano no habría plazas suficientes para albergar a las personas que se estima que duermen en soportales, cajeros de bancos o viviendas en ruinas que no reúnen las condiciones mínimas. En Mérida no fue necesario este servicio extraordinario porque el Padre Cristóbal tenía 6 plazas libres, que se estimaron suficientes para la potencial demanda.

El albergue de Badajoz ha funcionado durante 6 días. Seis noches exclusivamente. Seis días era el periodo estimado de duración de la ola de frío y el ayuntamiento ya ha anunciado que si vuelve a activarse la alerta por la caída de los termómetros, las instalaciones de la calle Bravo Murillo de nuevo se ofrecerán para poder dormir bajo techo. Ya ha habido voces que reclaman que este recurso funcione todo el invierno. Durante las noches que el albergue ha estado abierto ha contado con 15 usuarios. Su ocupación ha ido en progresión ascendente a medida que transcurrían las jornadas. La primera, sólo un joven accedió --convencido por la policía local-- a dejar caer sus huesos sobre un colchón de verdad, acurrucarse bajo mantas limpias y descansar en una estancia con calefacción. Seis personas acudieron las tres noches siguientes; 8 lo hicieron el sábado. El domingo, que fue el último día, 11 hallaron cobijo en la antigua sede de Proyecto Vida, que a partir de ese día volvió a cerrar sus puertas, aunque con todo el material dentro por si de nuevo se recibe una ola de frío por fax.

No es posible calcular cuántas personas sin hogar seguirían haciendo uso de este recurso en los días posteriores, en los que las temperaturas han seguido siendo muy bajas, las propias de estos meses. En todo caso, siempre demasiado bajas para dormir a la intemperie. Desde el ayuntamiento se aduce que el recurso existe todo el año en el Centro Hermano, gestionado por Cáritas, que recibe una subvención municipal de 18.000 euros. Mantener abierto el albergue provisional durante 6 noches ha costado al consistorio 1.200 euros, que es lo que ha supuesto la vigilancia privada. Los recursos materiales y el personal voluntario han corrido a cargo Cruz Roja. El local es de Cáritas. Habría que discutir qué techo de gasto podrían asumir las administraciones para habilitar un recurso permanente destinado a quienes viven sin techo. El Centro Hermano no pretende ser un albergue provisional. Quienes acuden a estas instalaciones tienen que comprometerse a unas normas de convivencia y a unos horarios.

De lo que carece Badajoz es de un centro de mínima exigencia, como funciona en otras ciudades, donde las personas sin hogar pueden acudir a dormir y a asearse, sin más requisitos que respetar a quien comparte techo con él. La mayor ventaja de este tipo de prestación es que permite a quienes sobreviven en la calle dar el primer paso para acercarse a una prestación pública, que es el paso más difícil y también el fundamental y decisivo para plantearse una nueva vida.