El Teléfono de la Esperanza de Badajoz atendió en 2016 unas 5.000 llamadas, un número similar a las registradas un año antes. El perfil de las personas que utilizan este servicio es muy amplio, desde ciudadanos que lo descubren hasta aquellos que recurren en la búsqueda de alguien que les escuche, según explica su presidente, lvaro Cancho.

Aunque el año pasado no se detectó ninguna problemática nueva que sobresaliese en cuanto a número de llamadas, sí ha crecido ligeramente el número de personas jóvenes que recurrió a este servicio. Cancho achaca esta situación a la realización de una campaña efectuada por el Teléfono de la Esperanza para dar a conocer este recurso a la ciudadanía, lo que, a su juicio, ha permitido llegar a todos los colectivos de la sociedad.

Pese a la llegada de las nuevas tecnologías, a través de las cuales también se puede contactar con los voluntarios, y a la irrupción de nuevos servicios, los ciudadanos recurren principalmente a las llamadas de teléfono tradicionales. Según el presidente del Teléfono de la Esperanza, la crisis económica sigue, de forma directa o indirecta, sigue condicionando muchos de los problemas de los ciudadanos, pues ésta pudo contribuir a separaciones, divorcios o problemas familiares, entre otros.

Una de las curiosidades que ha traído la crisis es que han aumentado las llamadas de jóvenes extremeños que, desde otros países donde se vieron obligados a buscar trabajo, recurren al Teléfono de la Esperanza para escuchar una voz «de su tierra». “Entre otras cuestiones, echan de menos el sol y el buen tiempo», comenta Álvaro Cancho.

Durante los últimos meses la oenegé está realizando un esfuerzo esfuerzo por llevar a cabo acciones paralelas al servicio que presta a través del teléfono, como, por ejemplo, la puesta en marcha de cursos y talleres de autoestima, crecimiento personal o duelo, entre otros, con lo que, según el presidente del Teléfono de la Esperanza en Badajoz, se da respuesta a las demandas que la propia ciudadanía plantea a la oenegé.