El aulario de Infantil del colegio Cerro de Reyes que se clausuró en junio del 2012 como medida preventiva ante el riesgo por las deficiencias que tenía, sigue siendo motivo de preocupación cinco años después para la comunidad educativa. A este edificio acceden personas ajenas al centro, que lo utilizan como refugio o para consumir droga. También está lleno de cristales rotos y basura y los padres y profesores temen que algún alumno se pueda «colar» y sufrir un accidente. Además, cuando la inspección lo cerró --los padres llevaban años denunciando su mal estado-- se advirtió de que las vigas estaban dañadas.La semana pasada fue la última vez que la policía local acudió a soldar la entrada para tratar de evitar que se acceda al interior.

Fue el concejal de Podemos Recuperar Badajoz quien se hizo eco de esta situación, que exigió a la Junta que resuelva sin dilación. La Consejería de Educación informó a este diario de que ya están presupuestados 750.000 euros para derribar este edificio anexo, así como para construir tres nuevas aulas de Infantil, pues lo alumnos que ocupaban el aulario clausurado fueron trasladados en su día de manera provisional a unas aulas prefabricadas que se habilitaron en lo que hasta entonces había sido un almacén.

En estos momentos, según las mismas fuentes, los técnicos están redactando el pliego de condiciones para sacar los trabajos a licitación. En esta partida, Educación también incluye otras actuaciones en el colegio Cerro de Reyes como construir un porche en la nueva zona de Infantil, reparar el suelo del patio, la sustitución de puertas, así como la renovación de las instalaciones de cocina y el depósito de gasóil.

El director del centro, Raúl Hernández Jiménez, explicó que él mismo y representantes de la Asociación de Padres y Madres de Alumnos (ampa) mantuvieron hace unos meses una reunión con la delegada provincial de Educación, Piedad Álvarez, para conocer qué pasos se habían dado y qué quedaba pendiente para que se iniciasen los trabajos. La propia delegada había visitado a principio de curso el colegio y, según Hernández, se comprometió a atender sus reivindicaciones tras ver la situación de las aulas de Infantil.

«Nosotros estamos contentos porque se van a hacer las obras, pero la burocracia es tediosa y llevamos ya un curso esperando», señaló el director del centro, quien, aunque reconoció que son conscientes de que estas actuaciones conllevan unos trámites, pidió que hubiera más «coordinación» entre las administraciones para que se agilicen al máximo y no haya retrasos por culpa de la demora de los permisos.

A su juicio, este verano era el momento idóneo para acometer las obras. Aunque explicó que solicitaron que, al menos se derribase el edificio anexo, porque no solo es motivo de intranquilidad para la comunidad educativa, sino para los vecinos del barrio, Educación les explicó que se trata de un proyecto conjunto, que no se puede dividir en fases.

Si preocupa la inseguridad que genera el antiguo gimnasio clausurado, también urge que los alumnos de Infantil reciban clases en unas instalaciones «dignas». «Lo que iba a ser provisional ya lleva 5 años», recordó Raúl Hernández. Las aulas que ocupan ahora los más pequeños son prefabricadas, con techos de uralita y, según profesores y padres, no cuentan con las condiciones adecuadas para los alumnos.

ZONA DE JUEGO /Las tres nuevas aulas, según explicó el director, se construirán en forma de L junto al actual edificio de Primaria, con el que estarán comunicadas. En una actuación independiente a la ahora presupuestada también se dotará al centro de una zona de juego para Infantil, según anunciaron a la dirección del centro desde la consejería.

Dos años antes de que se clausurara el aulario, Educación ya había realizado un proyecto para construir un nuevo edificio en sustitución de éste. La propuesta había pasado todos los trámites y contaba con los permisos necesarios y solo estaba pendiente de la dotación presupuestaria y la licitación, pero la situación de crisis económica empeoró y la obra, para la que había calculado una inversión de un millón de euros, tuvo que descartarse ante la falta de fondos.