Hace un mes, Paqui Bernal llegó a casa con un esguince, y no se lo hizo en el gimnasio donde había pasado la tarde, sino en el camino de vuelta que transcurre por el tramo final de la avenida Ricardo Carapeto que no tiene aceras. Ese día, la lluvia convirtió en barro la tierra que se encuentra a ambos lados de la calzada, así que a esta vecina de San Roque no le quedó otra que caminar por el arcén sin meterse mucho en el carril por el que circulan los coches, que presenta un mejor aspecto. «En esa parte el asfalto está roto en muchos sitios. Pisé un trozo que estaba cortado, me caí y me hice un esguince», cuenta. También se lastimó la rodilla, que a día de hoy todavía le duele. «La tuve infectada durante mucho tiempo y ahora me cuesta apoyarla cuando hago ejercicio», añade.

Así quedó el pie izquierdo de Paqui Bernal tras la caída en Ricardo Carapeto. El Periódico

No ha sido el único percance que Bernal ha sufrido. Pocos días antes de este incidente, se le pinchó una rueda del coche al aparcarlo en uno de los márgenes de tierra. «No paso más por ahí hasta que no lo arreglen», dice entre molesta y resignada. Esta semana, para su fortuna, se ha dado un paso más en ese sentido.

El Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana (Mitma) informó el miércoles de que había aprobado el expediente de información pública y definitivamente el proyecto de trazado que pretende acondicionar el tramo final de la avenida Ricardo Carapeto. La actuación, que abarcará desde el punto kilométrico 1,240 al 1,540, consistirá en la duplicación de la calzada (carretera multicarril) en todo el tramo, para darle una sección similar a la de los adyacentes. Se instalará iluminación y se repondrán servicios, señalización y sistemas de drenaje. En ambos márgenes, además, están proyectados estacionamientos de vehículos, así como un carril bici bidireccional (de 2,5 metros de anchos), dando continuidad al existente y acerados de 3 metros de ancho.

Es precisamente esta última mejora la que muchos vecinos, no solo Paqui Bernal, reclaman. A Marcela Gómez le da miedo caminar por el arcén cuando vuelve a su casa después de pasear, pero «no queda otra». Lin también anhela que arreglen este trazado, pero no tanto por él, sino por clientes como Gómez. Él regenta un bazar chino situado justamente debajo del McDonald’s y asegura que el mal estado de esta parte de la avenida afecta a su negocio. «A las personas mayores les cuesta más venir, sobre todo por la noche, que está muy oscuro. También se nota mucho que la gente no tiene dónde aparcar, y en los pocos sitios que existen hay baches», lamenta.

Sergio Pavo puede corroborar muy bien esta circunstancia. Aunque es de Alburquerque, suele venir bastante a Badajoz, ya que sus dos hijos juegan al fútbol en el campo federativo de San Roque. Los fines de semana, apunta, los márgenes se llenan de coches y cruzar la carretera sin pasos de cebra ni semáforos se convierte en toda una aventura. Además, asegura que los vehículos que circulan por la calzada no aminoran la velocidad cuando pasan por allí.

Esta semana, Miriam Chacón tuvo un pequeño susto con un conductor justo por ese motivo. Vive en Ronda Norte y trabaja en una de las empresas de la autopista, a la altura de la calle Eugenio García Estop. El camino más corto le llevaría a atravesar la avenida por una de las zonas donde no hay pasos de peatones. Para evitar ese riesgo, siempre sale de casa con tiempo con el fin de poder cruzar por uno. El expediente aprobado por el Gobierno no dice nada de colocar alguno, aunque habrá que esperar a que lo redacten, el siguiente paso de un proceso que hace años que los pacenses reclaman terminar.