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El próximo curso comenzará con normalidad en el antiguo colegio San Pedro de Alcántara rehabilitado

La Escuela de Artes y Oficios de Badajoz termina esta semana su mudanza, con el curso ya perdido

El concejal de Cultura prevé que se organice una exposición con unas jornadas de puertas abiertas para que los alumnos conozcan la nueva sede

No descarta ampliar plazas y horarios en el futuro

Una furgoneta entra en la nueva sede de la Escuela de Artes y Oficios.

Una furgoneta entra en la nueva sede de la Escuela de Artes y Oficios. / S. GARCÍA

Ascensión Martínez Romasanta

Ascensión Martínez Romasanta

Badajoz

El curso 2024/2025 en la Escuela de Artes y Oficios Adelardo Covarsí de Badajoz tendría que haber comenzado en octubre y estaría a punto de finalizar. Acaba mayo y todavía no ha terminado la mudanza a su nueva sede, en el antiguo colegio San Pedro de Alcántara, que ha sido sometido a importantes obras de rehabilitación por parte del ayuntamiento con fondos europeos y con ayuda de la diputación para el mobiliario. La mudanza terminará esta semana, según asegura el concejal de Cultura, José Antonio Casablanca. Pero el curso ya es irrecuperable. Las instalaciones estarán listas para el próximo, a partir de octubre.

Ya está abierto el plazo de matrícula, que para aquellos alumnos que hayan solicitado la devolución de las tasas que abonaron para este curso y tengan plaza en alguna especialidad es hasta el 28 de mayo. A todos los alumnos que ya tenían plaza el curso pasado se le reserva para el próximo. Este curso perdido no contabilizará para ciclo y no resta tiempo de formación. Los alumnos que se hayan matriculado para el curso actual y no hayan solicitado la devolución de las tasas, no tienen que volver a matricularse. Casablanca no tiene datos de cuántos han pedido que se las reintegren.

De momento, el número de especialidades que se imparten y de plazas serán las mismas que en la antigua sede. «En un principio, sí», asegura el concejal, si bien deja la puerta abierta a que se amplíen en un futuro. La capacidad no se alterará en la nueva sede, no por falta de espacio, sino por el número de profesores, que no se incrementa, tampoco el horario cambiaría. En un futuro podría hacerse. «No este año, evidentemente, pero la idea es que poco a poco vayamos aumentando la oferta». 

Los planes son que el curso completo empiece a partir de octubre, como siempre. «Este año no ha sido posible porque estaba empaquetado todo ya en su momento», explica Casablanca, que reconoce que la mudanza se ha prolongado «más tiempo de la cuenta». Artes y Oficios funcionaba en el antiguo palacio de Godoy, compartiendo edificio con la Escuela Oficial de Idiomas, que permanecerá en este enclave hasta que se reubique (no hay fecha) en el antiguo Hospital Provincial.

¿Y el Museo del Carnaval?

En la agenda del concejal de Cultura, José Antonio Casablanca, existe otro asunto pendiente. El Museo del Carnaval permanece cerrado desde diciembre. Funcionaba con una subvención nominativa de la Junta de Extremadura para contratar al personal. Mientras no haya resolución no se puede abrir. Este año no hay presupuestos y habría que aprobar una ayuda extraordinaria, que fue la que generó el problema. Tal como funciona, todos los años tendría que abrir cuando llega la resolución, entre marzo o abril, y cerrar en diciembre. Para evitarlo, el ayuntamiento trabaja con la Junta en un convenio plurianual prorrogable. «En ello estamos».

Respecto al futuro de las instalaciones que se han vaciado, el concejal lo desconoce.

El concejal explica que mudar todo el material que se va a reutilizar en la nueva sede es complicado. Cita como ejemplo la cantidad de figuras de escayola y muebles que se tienen que preservar y empaquetar cuidadosamente para evitar su deterioro. Calcula que esta semana terminará por completo la mudanza y se cerrará la antigua sede. De hecho, todos los profesores están en la nueva escuela a diario. 

"Este año tan malo que han pasado se les olvidará, porque son unas instalaciones que no tienen nada que ver con las anteriores"

Según el concejal, a todos los alumnos no les afecta de igual modo este paréntesis. Algunos han podido buscar un lugar donde seguir recibiendo clases. Otros han permanecido expectantes. «Es verdad que es una formación no reglada y aunque una interrupción así siempre fastidia a todo el mundo, yo creo que cuando tengan la sede nueva y funcione con normalidad, este año tan malo que han pasado se les olvidará, porque son unas instalaciones que no tienen nada que ver con las anteriores».

Sobre la posibilidad de abrir la nueva sede antes de que llegue el periodo vacacional, Casablanca apunta que tiene que concretarlo con la directora del centro. En principio, habían barajado la posibilidad de que, una vez que se pueda entrar en el edificio, cuando la mudanza termine, evidentemente no se podrán impartir clases, «porque no tiene sentido para tan poco tiempo», pero sí podría organizarse alguna exposición y una jornada de puertas abiertas o incluso algún taller, para que los alumnos entrasen. Es lo que tenían previsto, pero aún está por cerrar. Una exposición sí habrá, porque en la escuela nueva existe un espacio preparado con este cometido y contendrá obras de los alumnos.

Profesores embaladores

Muchos alumnos han defendido en este tiempo de espera que podría haberse evitado si se hubiese mantenido activa la antigua sede, mientras se terminaba de preparar la nueva. El ayuntamiento quería que las clases empezasen este curso, aunque no pudieron dar plazos. Casablanca reconoce que estuvo viendo con la dirección del centro la posibilidad de mantener la actividad en el palacio de Godoy. El problema, según apunta, es que la mudanza es complicada por la cantidad de obras que se trasladan, de distintos materiales, que se tienen que envolver de forma individual.

Esta labor no la realiza personal especializado, sino que han sido los siete profesores quienes han tenido que acometer este trabajo tan meticuloso en su horario laboral. Cuando ese material se traslada, las clases ya no pueden continuar porque los alumnos lo necesitan La mudanza se han prolongado más de dos meses. Es una tarea tan tediosa y meticulosa que no hubiese dado tiempo hacerla en verano, cuando además los profesores tienen vacaciones. «Era muy complicado que pudiesen continuar las clases en la otra sede, puede que algunas, pero sería injusto que algunos alumnos pudieran seguir y otros no».

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