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Iglesia

La archidiócesis de Mérida-Badajoz instaura el diaconado permanente para hombres célibes, casados o viudos

El arzobispo acaba de crear esta figura, que ya existe en casi todas las diócesis españolas

El arzobispo de Mérida-Badajoz, José Rodríguez Carballo, durante una celebración religiosa en la catedral.

El arzobispo de Mérida-Badajoz, José Rodríguez Carballo, durante una celebración religiosa en la catedral. / Andrés Rodrí­guez

La Crónica de Badajoz

La Crónica de Badajoz

Badajoz

El Arzobispado de Mérida-Badajoz ha instaurado, por primera vez, el diaconado permanente para hombres casados o que quieran permanecer célibes.

El arzobispo, José Rodríguez Carballo, ha firmado hace unos días el decreto por el que se crea esta figura, que ya existe en casi todas las diócesis españolas.

Lo habitual es que el diaconado sea recibido como paso previo al orden sacerdotal, sin embargo, la legislación de la Iglesia contempla también la figura del diácono permanente, al que pueden acceder hombres casados. Hasta ahora, la archidiócesis carece de diáconos permanentes, un ministerio restablecido por el Concilio Vaticano II, por lo que esta nueva realidad tiene "carácter histórico" en Mérida-Badajoz, según publica la revista diocesana Iglesia en Camino.

Las funciones de los diáconos se centran en tres ámbitos. Así, pueden asistir al obispo y a los sacerdotes en los actos litúrgicos, administrar el bautismo, la comunión, presidir la celebración del matrimonio y los ritos fúnebres y sepulcrales, dirigir la celebración de la Palabra de Dios y pronunciar homilías, entre otras.

Además, entre sus responsabilidades también se encuentran el servicio a los más necesitados y presencia pública de la Iglesia en la sociedad a través de sus trabajos, ya que los diáconos permanentes pueden desarrollar cualquier actividad profesional, siempre que no sea contradictoria con el diaconado y pueda compatibilizarla con este ministerio.

Hasta los 60 años y con consentimiento familiar en casados

Al diaconado permanente pueden acceder los hombres célibes, casados o viudos de hasta 60 años. Los primeros adquieren compromiso de celibato perpetuo y deberán haber cumplido 25 años para ser ordenados.

En cuanto a los casados, que tienen que haber cumplido 35 años para recibir la orden, es necesario el consentimiento de la esposa y de los hijos, si son mayores de edad. Además, "es preciso una estabilidad en la familia", por lo que como mínimo debe haber estado casado durante 5 años.

Los viudos que sean ordenados diáconos permanentes no podrán contraer matrimonio de nuevo, lo mismo que los que enviuden durante el diaconado.

Los candidatos deben tener formación humana, espiritual e intelectual. Una vez que sean admitidos por el arzobispo, iniciarán denominado el período propedéutico, que tendrá una duración de un año. En este tiempo, se deberá iniciar a los aspirantes en un más profundo conocimiento de la teología, de la espiritualidad y del ministerio diaconal.

Estarán apoyados por una comisión diocesana, que ya se ha creado, que está presidida por el delegado episcopal para el diaconado permanente.

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