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En la Audiencia Provincial

Juicio por el apuñalamiento de un taxista portugués en Olivenza: "Si me coge la yugular, ya estaba en el otro mundo"

La fiscalía y la acusación particular piden 9 años de cárcel para el presunto autor, que ya fue condenado por matar a un hombre en Badajoz hace más de dos décadas

La víctima asegura que lo intentó asfixiar con el cinturón de seguridad y le clavó varias veces una navaja, mientras que el acusado dice que actuó en defensa propia porque lo quería violar

El acusado, de pie, este miércoles durante el juicio en la Audiencia Provincial de Badajoz.

El acusado, de pie, este miércoles durante el juicio en la Audiencia Provincial de Badajoz. / LA CRÓNICA

Belén Castaño Chaparro

Belén Castaño Chaparro

Badajoz

Un año y medio después de lo ocurrido sigue teniendo pesadillas. "Sueño que me está matando". Así se lo ha contado al tribunal el taxista de 62 años de Elvas (Portugal) presuntamente apuñalado por un compatriota de 55, que también habría tratado de ahogarlo con el cinturón de seguridad, durante un servicio entre la localidad portuguesa y las inmediaciones de Puente Ajuda, en el término municipal de Olivenza (Badajoz).

El juicio por estos hechos, que tuvieron lugar el 15 de mayo de 2024, se ha celebrado este miércoles en la Audiencia Provincial de Badajoz, donde ha quedado visto para sentencia. La víctima ha asegurado que lo atacó sin motivo y que trató de clavarle el arma blanca en el pecho y el tórax, mientras que el acusado ha defendido que actuó en defensa propia, después de que el taxista lo amenazara con una "navaja grande" para que mantuviera relaciones sexuales con él.

La fiscalía y la acusación particular, en manos de Niobe Sánchez, solicitan 9 años de cárcel por un delito de homicidio en grado de tentativa para el acusado, que ya cumplió condena en una prisión psiquiátrica de Portugal por matar a un hombre en Badajoz hace más de dos décadas.

Además, reclaman que indemnice al taxista con 12.000 euros por los daños y secuelas, fundamentalmente estéticas.

Por su parte, el abogado de la defensa, Antonio Piteras, considera que los hechos son constitutivos de un delito lesiones, penado con 2 años de prisión, que, según ha expuesto en su informe final, se verían reducidos a 1 año de cárcel, si se aplica la atenuante muy cualificada de trastorno mental que plantea, y a un internamiento en un centro psiquiátrico en caso de que el tribunal estimase la eximente de alteración psíquica.

Según la versión del taxista, el acusado -cuya historia conocía, pero a quien no reconoció en un primer momento- solicitó sus servicios en Elvas y le dijo que lo llevara hasta el entorno de Puente Ajuda, donde unos familiares estaban pasando el día. El perjudicado ha relatado que se sentó justo detrás de él y que, cuando llegaron al camino del embarcadero de Villarreal, le dijo que no podía continuar hasta el final del trayecto, pues su vehículo, un Mercedes, era muy bajo y podría sufrir daños. En ese momento, según ha contado, sin mediar palabra, el pasajero le presionó el cuello con el cinturón de seguridad y le propinó un primer corte en el cuello. "Si me coge la yugular, ya estaba en el otro mundo", ha dicho.

El taxista ha explicado que no le pidió dinero ni le robó, pero que continuó atacándolo y le intentó "trinchar el pecho y la barriga". Ha contado que no lo consiguió porque se protegió con las manos, en las que sufrió varios cortes. Según ha contado, tras conseguir quitarse el cinturón y zafarse del agresor, este se bajó del coche para huir. La víctima cogió entonces una llave de hierro y lo persiguió alrededor del coche, llegando a darle un par de vueltas, a pesar de que estaba "sangrando como un cochino", ha narrado.

"Cuando le dije que le iba a dar dos tiros, huyó hacia el río", ha contado el taxista, quien ha asegurado que, aunque no tenía ninguna pistola, lo amenazó con dispararle.

Herido, buscó auxilio en un grupo de personas a las que había visto en el camino de ida, que le dieron un rollo de papel para taponar los cortes. Él mismo fue conduciendo hasta el hospital de Santa Luzia de Elvas, desde donde avisaron a la policía portuguesa y a la Guardia Civil, ya que los hechos habían ocurrido en territorio español.

El taxista sufrió heridas incisas en el cuello, la cara y las manos. "No te has muerto de milagro", ha contado que le dijo la médico que lo asistió.

Ha negado que tuviera una navaja y que mucho menos propusiera o intimidara al procesado para mantener relaciones sexuales con él.

La otra versión

El relato del acusado sobre los hechos es bien distinto. En su declaración ante el tribunal, ha señalado que fue el taxista quien lo conminó a entrar en su coche para hablar con él, a lo que se negó al principio, pero finalmente aceptó tras su insistencia. Según ha contado, se sentó en el asiento del copiloto y lo llevó hasta un campo en Olivenza, donde le propuso "mantener sexo", lo que él rechazó, "porque me gustan las mujeres y no los hombres".

Ha explicado que él llevaba encima una "pequeña navaja para cortar fruta" y que fue el taxista quien sacó una "navaja grande" y se la colocó en el pecho para obligarlo a mantener relaciones sexuales. Según su versión, se inició entre ambos un forcejeo, en el que no sabe si fue él quien causó las lesiones al denunciante o se las causó este último así mismo. "Nos podíamos haber matado el uno al otro", ha dicho.

El acusado ha repetido en varias ocasiones como argumento exculpatorio que ha estado 15 años en una prisión psiquiátrica de Oporto tras ser condenado por el homicidio de un hombre en Badajoz y que salió en libertad en 2023, por lo que "no volvería a ensuciarme las manos" solo un año después.

Los forenses y la Guardia Civil

En la vista han declarado los guardias civiles que lo detuvieron la misma tarde de los hechos en la carretera que une Olivenza con la pedanía de Villarreal. Han contado que tenía manchas de sangre en el pantalón y huellas ensangrentadas de dedos en un bolsillo, donde presumían que había ocultado la navaja, que le fue intervenida, pero ya limpia. Los agentes han asegurado que lo encontraron tranquilo y que les reconoció la agresión al taxista, pero argumentando que había sido para evitar que lo agrediera sexualmente.

Los forenses, por su parte, han ratificado que las lesiones sufridas por el taxista eran compatibles con que se hubieran causado desde el asiento trasero del coche. Asimismo, han señalado que fueron heridas superficiales, pero en zonas "sensibles", que de haber alcanzado mayor profundidad, podrían haber afectado a órganos vitales. "Tuvo suerte", ha concluido el perito.

También han señalado que el procesado no tenía sus facultades alteradas en el momento de los hechos y que, por lo tanto, no estaban afectadas sus capacidades cognitivas y volitivas.

Para la fiscalía y la acusación particular, no hay dudas de que los hechos son constitutivos de un delito de homicidio en grado de tentativa y que el acusado tenía "ánimo de causar la muerte" al taxista, por la forma "sorpresiva" del ataque y por las zonas a las que dirigió las puñaladas. Además, han destacado el testimonio verosímil y "compacto" de la víctima, frente a las "contradicciones" del investigado, que permanece en prisión provisional desde mayo de 2024.

Hoja de 5 centímetros y "chata"

No comparte esta tesis la defensa. Pitera ha subrayado que las heridas que sufrió la víctima fueron "superficiales" y que el arma utilizada, una navaja "con una hoja de 5 centímetros y chata" no "puede causar la muerte", ni siquiera si hubiera alcanzado el tórax y el abdomen. "No le hubiera hecho nada", ha afirmado.

El abogado también ha aludido al parte del médico de cabecera que atendió a su representado horas después de los hechos, en el que se recoge que se mostró "agresivo" y se recomendaba una valoración psiquiátrica. A ello, ha sumado como indicios del atenuante de trastorno mental la percepción de uno de los guardias civiles, que ha dicho que pensó que el procesado "no estaba en sus cabales" y el de la propia víctima, que en su declaración ha asegurado que el encausado estaba "loco".

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