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Siguen vacíos desde que se construyeron

Alcazaba y Alvarado, dos pueblos de Badajoz con cementerios pero sin difuntos

Habitantes de estas pedanías lamentan el abandono de los camposantos, donde nunca se ha enterrado nadie

"Si se hubiese recuperado, podría visitar a mis padres todos los días", cuenta Rosario, una vecina

Cementerio abandonado de Alvarado (Badajoz).

Cementerio abandonado de Alvarado (Badajoz). / Santi García

Rebeca Porras

Rebeca Porras

Badajoz

En Badajoz hay dos pedanías que comparten una singularidad poco habitual: sus cementerios existen pero nunca se han usado. Los habitantes piden su recuperación para poder visitar a sus seres queridos sin salir del pueblo.

El camposanto de Alcazaba se construyó en los años 70 pero jamás se ha enterrado nadie. En Alvarado, con un cementerio construido también hace más de medio siglo, ocurre lo mismo.

Este último se encuentra a las afueras del pueblo, a un kilómetro de distancia, en una zona conocida por los vecinos como 'los huertos' de las casas de los obreros, pero allí solo queda el recuerdo.

“Solo se mantienen dos paredes”

Está desvalijado, no hay nadie enterrado, si acaso algún animal”, relata Rosario Torres, vecina de 59 años en la pedanía. “No tiene ni nichos, ahora mismo son solo dos paredes. Pero sí que recuerdo que hubo una iglesia muy bonita, con un altar de granito y una mesa de azulejos grande. Era preciosa”.

Rosario asegura que los vecinos han pedido en varias ocasiones que se arregle el camposanto, aunque sin éxito. “La gente que muere aquí se entierra en Talavera, La Albuera, Badajoz o Lobón, dependiendo de dónde sean sus familias”, explica. Ella misma tuvo que despedir a sus padres fuera: “A mi padre lo enterré hace 28 años en Talavera y a mi madre recientemente, en enero, en el mismo lugar".

Cree que al final las familias buscan que todos los suyos descansen juntos en un mismo sitio y por eso en Alvarado "esto se ha estancado y nadie quiere ser el primero” confiesa.

Con algo de nostalgia, dice que "si el pueblo hubiese recuperado el cementerio", iría "todos los días" a ver a sus padres.

Cementerio sin difuntos en Alvarado (Badajoz).

Cementerio sin difuntos en Alvarado (Badajoz). / Santi García

Por su parte, el alcalde pedáneo, Felipe de la Cruz, ha explicado a este diario que el cementerio se construyó a la vez que el municipio. “Se levantó con la idea de que allí descansara el primer vecino que falleciera”, cuenta, “pero por problemas burocráticos, por tema de papeleos, no se pudo enterrar a esa persona ni a nadie más”.

Aquel primer entierro que nunca llegó marcó el destino del lugar. A partir de entonces se quedó todo paralizado, los siguientes difuntos fueron llevados a otros cementerios, la mayoría a sus pueblos natales”.

"Seguro que a la mayoría de los vecinos les gustaría recuperarlo, pero es una edificación muy grande y habría que empezar desde cero”

Felipe de la Cruz

— Alcalde de Alvarado

Un proyecto pendiente y un deseo común

Reconoce que el cementerio está completamente abandonado: “Desmantelaron todo y nunca se ha restaurado. Creo que a la mayoría de los vecinos les gustaría recuperarlo, pero es una edificación muy grande y habría que empezar desde cero”.

El coste sería alto y requeriría ayuda económica. “El dinero saldría de las arcas del Ayuntamiento de Badajoz, pero se necesitaría más apoyo”, explica De la Cruz. “Aun así, me comprometo a intentar llevarlo a cabo, porque es algo que me gustaría, algo que merece este pueblo de 400 habitantes”.

Cementerio abandonado de la pedanía pacense de Alvarado.

Cementerio abandonado de la pedanía pacense de Alvarado. / Santi García

Un silencio distinto el Día de Todos los Santos

Mientras en el resto de localidades los vecinos acuden estos días a limpiar las lápidas, llevar flores y recordar a los suyos, en estos municipios, la jornada del 1 de noviembre transcurrirá con un silencio diferente. No hay tumbas ni cruces. Solo queda el terreno vacío y la memoria de lo que pudo ser.

Detalle de una de las paredes que aún quedan en el cementerio.

Detalle de una de las paredes que aún quedan en el cementerio. / Santi García

Quizás, algún día, esas paredes derruidas recuperen su propósito original y los cementerios vuelvan a ser espacios de encuentro con los que se fueron, pero, hasta entonces, Alvarado y Alcazaba seguirán siendo dos pueblos sin difuntos.

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