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Un día sagrado

Día de Todos los Santos en Badajoz: "Me da pena pensar que cuando falte esto no lo atiendan"

La tradición de visitar a los difuntos se mantiene, pero con menos gente, menos flores y más silencio

Felisa Pachón junto a las tumbas de sus familiares más directos en el cementerio viejo de Badajoz.

Felisa Pachón junto a las tumbas de sus familiares más directos en el cementerio viejo de Badajoz. / Andrés Rodríguez

Jonás Herrera

Jonás Herrera

Badajoz

"Me da pena pensar que cuando falte esto no lo atiendan", asegura Felisa Pachón, una vecina de Badajoz de 92 años. Lo dice entre el sepulcro en el que se encuentran enterrados sus padres y en el que descansan los cuerpos de su marido y su hijo. Ella es una de esas mujeres que nunca falta a esta cita: "He hecho un sacrificio, pero hoy tenía que estar aquí", reconoce. Es una de las personas que han pasado hoy por el Cementerio de San Juan o Cementerio Viejo de Badajoz con motivo de la celebración del Día de Todos los Santos.

Pachón asegura que "antes venía dos veces por semana o una, pero ahora ya no puedo". Pero el 1 de noviembre no podía faltar a su cita con una tradición que parece estar en vías de desaparecer. Aunque como Felisa, hay cientos de personas se han acercado a los cementerios de la ciudad para rendirle culto a sus seres más queridos. Sin embargo, el bullicio de antaño se ha apagado. "Hace diez años esto estaba hasta los ojos de gente. Ahora se puede pasar tranquilamente por todos los sitios", cuenta Lali Durán, acostumbrada a venir "a lo largo del año, no solo en los Santos".

Ella, como otros visitantes, ha notado lo mismo: "Hay mucha menos gente joven. Ahora parece que lo que se lleva es Halloween. Antes no cabía un alfiler aquí dentro, y hoy… es otra cosa".

Tradición que se apaga

El 1 de noviembre sigue siendo, en el calendario sentimental español, un día de flores y visitas, de limpiar lápidas y dejar que los recuerdos respiren. Pero en los cementerios pacenses la afluencia es menor. "No sé si cuando nosotros estemos por aquí nuestros hijos y nietos continuarán con la tradición", reflexiona Durán. "Hoy día la gente no le da tanta importancia. Hay mucha cremación, y lo de venir al cementerio ya no se ve tanto", dice.

Fotogalería | El cementerio de Badajoz se llena en el día de Todos los Santos

Lali Durán y su marido, en el cementerio viejo de Badajoz el día de Todos los Santos. / Andrés Rodríguez

La incineración, efectivamente, está cambiando los hábitos. "Mi marido está incinerado y cuando yo falte quiero que me pongan con él. Sus cenizas me están esperando", dice Isabel Guerra, con una sonrisa triste mientras escucha las notas del quinteto de cuerda y piano que el Ayuntamiento de Badajoz ha instalado en los camposantos. "Me llega al corazón. Es un homenaje, y a él le habría encantado. Era muy de música clásica", reconoce.

Las notas del violín, el violonchelo, la viola y el piano se cuelan entre las lápidas procedentes de la entrada de este camposanto. Muchos de los que entran se sorprenden al escuchar esta música clásica, otros lo viven como un homenaje a sus seres queridos. Es el caso de Isabel Guerra que, mientras cierra los ojos, atina a decir: "Me llega al alma. Mi marido era un forofo de esta música. He llorado de la emoción".

Fotogalería | El cementerio de Badajoz se llena en el día de Todos los Santos

Isabel Guerra y su hija en el cementerio viejo de Badajoz en el día de Todos los Santos. / Andrés Rodríguez

La escena de paz contrasta con el bullicio que en otro tiempo marcaba el Día de Todos los Santos, cuando el tráfico colapsaba los alrededores y las floristerías no daban abasto. "Antes los coches no se podían aparcar. Hoy se puede pasar sin problema", comenta Lali Durán. "Esto estaba lleno de gente, ahora se viene, pero no tanto".

El consistorio ha querido acompañar la jornada con música en directo, concretamente con los 'Quintetos para la eternidad'. Además, este año ha impulsado una iniciativa digital que combina tradición y tecnología: un sistema de códigos QR que permite localizar la tumba de un ser querido desde el teléfono móvil. "Me parece perfecto", valora Lali Durán. "Todo el mundo sabe manejar un código QR, es sencillo. Casi más fácil que buscar en la pantalla táctil del cementerio". Una medida que busca simplificar la tarea de localizar las sepulturas.

Fotogalería | El cementerio de Badajoz se llena en el día de Todos los Santos

El Quinteto para la eternidad toca en el cementerio viejo de Badajoz en el día de Todos los Santos. / Andrés Rodríguez

"Nosotros venimos porque queremos, no por costumbre"

La tradición de este Día de Todos los Santos sobrevive gracias a quienes aún la sienten suya. Isabel Peinado, por ejemplo, acude cada año acompañada de sus hijas y su nieta: "Nosotros venimos más de dos veces al año, pero este día no faltamos nunca. En el día a día están con nosotros, como si los tuviéramos vivos. Nunca se olvida a los nuestros".

Fotogalería | El cemenario de Badajoz se llena en el día de Todos los Santos

Isabel Peinado, a la derecha, junto a su familia más cercana el Día de Todos los Santos en Badajoz. / Andrés Rodríguez

Dice que no hace falta obligar a las nuevas generaciones: "Cuando una persona no quiere hacer una cosa, no la hace. Pero las mías vienen por voluntad, porque han visto a su madre hacerlo siempre". En el día de hoy la han acompañado dos hijas, su nieta y el novio de su nieta.

También Jennifer Lozano y su hijo Antonio Martínez se detienen ante la lápida de la abuela, fallecida hace seis años. "Mi abuela era más que una madre para mí. Me cuidó ella a mí, y luego la cuidé yo a ella", confiesa Lozano. Esta joven señala que su abuela le decía que cuando faltara seguro que no iban a verla. Eso les marcó y hace que su visita sea muy frecuente. A su lado, Loli Montaño —hija de la fallecida—, puntualiza: "Venimos todas las semanas. Es nuestra forma de seguir con ella".

Fotogalería | El cementerio de Badajoz se llena en el día de Todos los Santos

Loli Montaño y su hija Jennifer Lozano, junto a la tumba de su madre y abuela en el cementerio viejo de Badajoz. / Andrés Rodríguez

El descenso de personas en este día tan señalado no solo responde a la falta de atención por parte de los que quedan vivos, sino porque muchos escalonan su visita al cementerio para evitar la acumulación de pacenses. Aun así, el gesto de quienes siguen acudiendo guarda una dignidad que no entiende de modas.

En los cementerios de Badajoz todavía hay quienes limpian las losas, quienes dejan un ramo, quienes se detienen a escuchar la música. "Hay que seguir viniendo por ellos", decía Felisa Pachón con su voz temblorosa mientras señalaba los enterramientos donde se encuentra su familia. "No porque ellos, que ya no van a necesitar nada, sino por rendirles ese respeto", continuaba.

Muchos apuntan que por encima de esa tradición se encuentra el estar ante tus antepasados como acto íntimo, como hace Felisa, a sus 92 años, con sus manos apoyadas sobre el mármol frío: "Vengo aunque me cueste, porque esto también es necesario".

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