28 años de la catástrofe
La bandera de Badajoz ondeará a media asta en el aniversario de la riada de 1997
Ignacio Gragera: "La riada de 1997 permanece como testimonio imperecedero de recuerdo a las víctimas, pero también como ejemplo de solidaridad y capacidad de reconstrucción de unos vecinos que supieron levantarse del dolor para estar al lado del que más lo necesitaba y construir un futuro mejor entre todos"

Vecinos voluntarios limpiando barro y lodo en el Cerro de Reyes tras la riada de Badajoz. / EDUARDO ABAD

La bandera de la ciudad de Badajoz ondeará a media asta en el exterior del palacio municipal desde las 20.00 de este miércoles a las 20.00 del jueves, como señal de duelo, memoria y respeto en el 28º aniversario de la tragedia ocasionada por la riada del 5 y 6 de noviembre de 1997.
La madrugada del 5 al 6 de noviembre de dicho año ha quedado "grabada" en la memoria colectiva de Badajoz como una de las páginas más dolorosas de su historia reciente, detalla el alcalde, Ignacio Gragera, en un decreto en el que recuerda que, tras un mes de lluvias persistentes e intensas, un "excepcional" proceso de ciclogénesis explosiva, con precipitaciones torrenciales que superaron en pocas horas los 200 litros por metro cuadrado, desbordó la capacidad de los cauces que circundan y atraviesan la ciudad y el término municipal.
Los arroyos Rivillas y Calamón alcanzaron un caudal de entre 450 y 500 metros cúbicos por segundo, casi el triple de su capacidad máxima, desbordándose a partir de la medianoche y alcanzando el agua una altura de hasta 4 metros sobre el cauce.
La situación geográfica de Badajoz, donde confluyen estos arroyos antes de su desembocadura en el Guadiana y que históricamente ha definido su carácter y desarrollo urbano, "agravó dramáticamente los efectos del temporal y se convirtió en esa jornada en el epicentro de una catástrofe natural sin precedentes". "El desbordamiento del Rivillas fue particularmente devastador, anegando con virulencia el barrio del Cerro de los Reyes", señala.
"El balance de la tragedia fue desolador: 22 personas fallecidas, 1.343 viviendas inundadas, la ciudad y pedanías sin energía eléctrica ni teléfono, negocios y empresas destrozadas y redes de acceso cortadas. Las familias perdieron no solo sus hogares, sino también sus recuerdos, su seguridad y por encima de todo, en muchos casos, a sus seres queridos", rememora, junto con que el agua entró violentamente por puertas y ventanas, arrastrando todo a su paso en una noche que los supervivientes aún recuerdan como la peor de sus vidas.
La tragedia se extendió también por la provincia, afectando a municipios como Valverde de Leganés, donde desgraciadamente fallecieron otras tres personas.
Servicios de emergencias y voluntarios
Ante la magnitud de la catástrofe, los servicios de emergencias y voluntarios desplegaron una "heroica" labor en condiciones "extremadamente adversas". Bomberos, policías locales y nacionales, guardias civiles, militares del Ejército Español, sanitarios y miembros de Protección Civil trabajaron "sin descanso" en el rescate de las víctimas, la atención a los damnificados y la recuperación de las zonas afectadas.
Miles de ciudadanos ofrecieron refugio, alimentos, ropa y consuelo a quienes lo habían perdido todo, "constituyendo el primer y más fuerte eslabón de la cadena de ayuda". Esa misma solidaridad se erigió como el pilar fundamental para superar la tragedia. Mientras las aguas aún no habían retrocedido por completo, la ciudadanía de Badajoz, Extremadura y toda España respondió con una "insuperable" movilización, solidaridad y generosidad.
Así, se organizaron donaciones, se habilitaron albergues y se distribuyeron toneladas de alimentos, ropa y enseres. Una respuesta que "demostró que la verdadera fortaleza de una comunidad reside en su capacidad de unión frente a la devastación, transformando el dolor en acción y la desesperanza en un propósito común".
La reconstrucción exigió un esfuerzo coordinado de todas las administraciones públicas; y se emprendió la "titánica" tarea de limpiar y rehabilitar infraestructuras, viviendas y espacios públicos. Se ampliaron los encauzamientos de los arroyos Rivillas y Calamón, se mejoró su capacidad hidráulica, y se crearon zonas verdes. "Más allá de la restauración material, se reconstruyó la normalidad y la confianza".
"La riada de 1997 permanece como testimonio imperecedero de recuerdo a las víctimas, pero también como ejemplo de solidaridad y capacidad de reconstrucción de unos vecinos que supieron levantarse del dolor para estar al lado del que más lo necesitaba y construir un futuro mejor entre todos", incide el alcalde en este decreto.
De este modo, para expresar "nuestro homenaje en memoria de las víctimas de la riada del 5 y 6 de noviembre de 1997 así como nuestra más sentida solidaridad y respeto con sus familias y todos aquellos afectados por la catástrofe" resuelve que la bandera de Badajoz ondeará a media asta durante estas 24 horas
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