Celta B: Gaizka Campos; Carrique, Álex Martín, Carlos Domínguez, Pampín (Medrano, 67´); Carbonell, Beitia (Cedric, 58´), Iker Losada (Javi Gómez, 58´), Alfon (Gabri Veiga, 67´), Holsgrove; y Lauti. Banquillo: Coke, Castro, Javi Gómez, Medrano, Cedric, Gabri Veiga, Ruly, Darío.

Badajoz: Limones; Jilmar, Pardo, Pascual, Gorka; Barri, Clemente (Aquino, 85´), Otegui (Zelu, 72´), Isi Gómez, Concha (Adri Cuevas, 72´); y Santamaría (Sergio Benito, 60´). Banquillo: Gonzalo, Adri Cuevas, Sergio Benito, Aquino, Miguel Núñez, Zelu, Tahiru, Gallego, David Calles.

Árbitro: Ruiz Álvarez (Colegio asturiano). Tarjetas amarillas a Carbonell, Alfon, Holsgrove; Pardo, Isi Gómez, Concha.

Incidencias: Encuentro de la segunda jornada de Primera RFEF disputado en el campo de Barreiros ante unos 300 espectadores.

El Badajoz saldó su primera salida de la temporada con un empate sin goles en feudo de un Celta B que llegaba a la cita dolorido tras encajar una abultada goleada en la primera jornada. El partido estuvo bastante igualado, fue de pocas ocasiones, de demasiado respeto y donde el dominio sería alterno con los gallegos mandando más en la segunda mitad y los pacenses controlando con suficiencia en la primera.

De inicio el equipo extremeño salió ejerciendo una coordinada y fuerte presión sobre la pelota que impidió que el once vigués se sintiera cómodo en los primeros compases del choque, donde sufrió para enlazar pases y llegar arriba con verticalidad. Con todo y ante tal panorama el Celta B no se puso nervioso, optó por no arriesgar en su circulación y aunque abusó del pase de seguridad no menos cierto es que monopolizó rápido la posesión del cuero.

Cumplido el primer cuarto de hora los pacenses no tocaban la pelota, ni siquiera se habían acercado al área rival y aunque las fuerzas estaban intactas no paraban de correr tras el rival, lo que a la larga supondría un grave problema. El filial gallego no había creado ni una sola ocasión clara, pero su dominio sobre el cuero era tan grande que la grada no sabía nada de su desempeño defensivo, pues en ese aspecto no se había visto exigido en ningún momento.

Sin sustos y ningún tipo de riesgo por parte de nadie, el choque cada vez resultaba más aburrido por monótono y previsible, pues las pizarras del local Onésimo Sánchez y del foráneo Óscar Cano tenían demasiado peso y sus pupilos jugaban encorsetados por la táctica, temerosos de salirse del guión marcado. Hasta que poco antes de llegar a la media hora la escuadra celeste la pifiaba en la cobertura y eso permitía que un Jesús Clemente muy solo se apuntara la primera llegada de la tarde con un potente chut con la zurda que Gaizka Campos sacó a la esquina con apuros. Un córner que apunto estuvo de terminar en la red pues Campos se la comió por arriba y Diego Barri en el segundo palo no marcó porque el local Carbonell la sacó in extremis.

Reacción

Las dos llegadas animaron a los pacenses y de ahí al descanso tuvieron mayor presencia con el balón y jugaron más tiempo en campo rival, por lo que todo se igualó. Eso sí, en el tramo final el local Lauti a punto estuvo de aprovechar un grave error en la salida de balón de los visitantes, pero Limones se lució con una gran parada y detuvo el disparo.

A la vuelta de los vestuarios el Badajoz salió apretando y rozó el gol tras un buen desmarque de un Isi Gómez que resolvió la acción con un potente y colocado chut que Gaizka Campos, abajo y muy tapado, sacó una mano salvadora. Pero el equipo celeste no se arrugó y respondió teniendo más la pelota. Al igual que en la primera el duelo estaba muy ajustado, pero ahora la diferencia estaba en que ambos onces buscaban más el área rival y se mostraban más incisivos; aunque esa sensación de mayor peligro iría decayendo en el siguiente tramo. La actitud era de no encajar gol pero Diego Pampín estuvo cerca de marcar con un buen disparo que se fue fuera.

El local Onésimo decidió meter más hombres de refresco y con su generosidad en ese aspecto ganó la iniciativa, porque en esta fase su equipo jugaría sus mejores minutos, achuchando mucho a un Badajoz que notaba el cansancio propio de estos comienzos de temporada y que había perdido la pelota. Al final, no hubo goles y empate justo.