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Almendralejo

La ‘Cisquineta’ cumple un año

El entrenador del Extremadura cumple un año al frente del banquillo, al que llegó de forma interina para sustituir a Cidoncha, pero el mismo que ha conquistado con fútbol y resultados

Cisqui, entrenador del Extremadura.

Cisqui, entrenador del Extremadura. / Alberto Lorite

Almendralejo

Hay procesos que sólo pueden comprenderse con el paso de los años y con todas las cartas sobre el tablero. Que Francisco Javier Diosdado ‘Cisqui’ llegara de forma fortuita al banquillo del Extremadura no significa que todo lo ocurrido haya sido por casualidad. Más bien por causalidad. Porque hay cosas que no se aprenden ni en los cursos ni en las libretas. Solo a través del tiempo. De los años. De la bendita experiencia.

Se cumple un año de la llegada de Cisqui al banquillo del Extremadura como primer entrenador. Y lo hace en un momento dulcísimo para el de Almendralejo, que el año pasado logró los títulos de liga y Copa Federación, el ascenso, y que esta temporada tiene líder al Extremadura en Segunda Federación y en segunda ronda de la Copa del Rey, donde espera un ‘Primera’. Más es casi imposible.

Llegó al banquillo tras el cese de José María Cidoncha y siendo, en la teoría, un relevo transitorio. Pero la paciencia del consejo de administración y la confianza de Manuel Mosquera le fueron dando a Cisqui alas para poder quedarse como primer entrenador. Y el de Almendralejo, enamorado de la esencia del Extremadura, se agarró con fuerzas al cargo. Y, sobre todo, con resultados.

Los números no engañan. Con Cisqui, el Extremadura ha ganado el 73% de los partidos disputados en el último año: 27 de 37. Ha empatado seis y tan sólo ha perdido cuatro, alguno de ellos ya con el título del pasado año bajo el brazo.

A sus 57 años, Cisqui está aprovechando su último gran tren de entrenador en el Extremadura. Pasó por el CF Extremadura y también por el ‘UD’, pero el de Cisqui de ahora es distinto. La experiencia le ha dado una sapiencia particular para gobernar un vestuario y saber tener a todos sus jugadores enchufados. «Aquí no sólo construimos un equipo, sino que tenemos que construir una familia», ha repetido en reiteradas ocasiones.

También esa forma de ser le da un plus en Almendralejo. Cisqui es cercano, campechano, enérgico y emocional. Cuida y mima cada detalle de sus jugadores y sabe estar en las buenas y en las malas. Nunca pierde la compostura y sabe que la vida le devuelve lo que siempre le dio él al fútbol. Un año después, Cisqui vive en primera persona el resurgir de un Extremadura que lleva su identidad.

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