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Una problemática de la ternera extremeña

Ocho de cada diez terneros de calidad extremeños salen a otros mercados por falta de cebaderos

Los ganaderos prefieren venderlos en fases tempranas a otras regiones y esto impide obtener la Indicación Geográfica Protegida ‘Ternera de Extremadura’

El presidente de las IGP ‘Carne de Vacuno de Extremadura', Julián Álvarez.

El presidente de las IGP ‘Carne de Vacuno de Extremadura', Julián Álvarez. / EL PERIÓDICO

Mérida

«Necesitamos que se cebe en Extremadura, de lo contrario, estamos perdiendo valor añadido y el dinero se va fuera». Así se expresa el presidente del Consejo Regulador de las Indicaciones Geográficas Protegidas (IGP) Carne de Vacuno de Extremadura, Julián Álvarez, sobre la realidad por la que pasa este sector cárnico. Y es que la carne de ternera criada en la región goza de gran prestigio por su excelente calidad, sin embargo, está abocada a buscar otros mercados porque la mayoría de los ganaderos prefiere no cebar y sacrificar a los animales. Esto se traduce en que ocho de cada 10 terneros no cumplen con dos requisitos clave para que estos puedan obtener la IGP ‘Ternera de Extremadura’.

«Los animales tienen que nacer, criarse, cebarse y sacrificarse en Extremadura para poder entrar en la IGP», informa. Para entender la problemática hay que saber que los cebaderos se han ubicado tradicionalmente cerca de los grandes núcleos de población, como Madrid o Barcelona, para abastecer a los mataderos, por lo que las características geográficas de Extremadura la han dejado fuera de ese mapa. A esto se suma lo que Álvarez denomina un «factor cultural», refiriéndose al hecho de que muchos ganaderos extremeños no han apostado históricamente por cerrar el ciclo de producción que exige el sello para la IGP, que este año celebra 25 aniversario con una jornada técnica y un acto de reconocimiento en la finca El Toril, cerca de Mérida.

La cuestión es que por vender los terneros en fases tempranas a otras comunidades autónomas, se deja fuera a gran parte de la producción del distintivo de calidad. «Muchos piensan que es preferible vender sin acabar el ciclo de los terneros de pastero (unos 200 kilos) porque es más cómodo, pero eso también hace que el dinero no se quede en Extremadura, pues otras regiones se benefician del valor añadido que se genera con la venta de pienso, en las cooperativas, veterinarios o transportistas», lamenta Álvarez.

Faltan ayudas

«Hace falta promoción del cebo, mostrar a los ganaderos que acabar el ciclo aquí tiene beneficios no solo económicos, sino también para la región», afirma. A su juicio, instituciones, asociaciones ganaderas y administración deben trabajar juntas para facilitar la inversión y hacer más atractivo este modelo. En este sentido, sostiene que por parte de la Junta de Extremadura se podrían sacar subvenciones para construir cebaderos o mejorar los existentes.

Cabe destacar que a este problema se suma el de la falta de relevo generacional: «El campo exige sacrificio diario. Hoy hay profesiones más cómodas y mejor pagadas». Además, las dificultades climáticas y enfermedades como la lengua azul o la hemorrágica epizoótica también han reducido la cabaña ganadera. Pese a todo, los precios en 2025 han mejorado y por primera vez en años los ganaderos están recibiendo una compensación justa. «Durante mucho tiempo vendíamos por debajo del coste de producción, pero ahora tenemos precios estables y razonables», indica.

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