Familias
Madres solteras por elección en Extremadura: "Estamos hartas de tener que dar explicaciones para que se nos reconozca"
Guadalupe Morgado y Paula Rodríguez eligieron ser madres solteras. Una decisión que les trajo una felicidad inmensa pero donde no son pocas las dificultades a las que se tienen que enfrentar

Vídeos | Las madres solteras por elección / Santi García
Carolina León
Alrededor del 80% de las familias monoparentales en Extremadura están encabezadas por mujeres, buena parte de ellas, solteras que han elegido, en el más estricto sentido de la palabra, la maternidad. Un modelo de familia cada vez más común para el que la región no parece del todo preparada.
Paula Rodríguez, de 34 años y natural de Cáceres, es fisioterapeuta especializada en neurorehabilitación infantil y se decantó por este modelo de familia porque en el momento en el que la llamó la maternidad no tenía pareja, pero tenía claro que quería ser madre joven. "En el trabajo me exponía a situaciones donde veía que muchas cuestiones influyen, cuestiones de desarrollo de las personas cuando envejecemos, y quería ser madre relativamente joven", explica. Su hijo, Bruno, acaba de empezar el colegio.

Guadalupe Morgado y su hijo Mateo.jpg / Santi García
Guadalupe Morgado, project manager en la Universidad de Extremadura, en Badajoz, se convirtió en la madre de Mateo a los 40, hace ya seis años, ya que quería serlo desde hace mucho tiempo, "pero van pasando los años y te das cuenta de que no tienes pareja con quien tenerlo y pensé, o lo tengo ya o ya", expresa. "Cuando lo hice, yo me creía como superespecial, que no lo hacía nadie, y en cuanto empecé los tratamientos me encontré a muchas madres que también lo estaban haciendo. Fue un alivio porque era la prueba de que no estaba tan loca y de que sí se podía hacer".
"Mis padres son mis pies y mis manos"
Ambas pertenecen a la Asociación Madres Solteras por Elección, una organización sin ánimo de lucro en la que han encontrado un verdadero hogar pero que, además, refleja la realidad a la que se enfrentan. "Por cómo somos y por el estilo de familia que tenemos, por ejemplo, las reuniones de delegadas se hacen entre semana a las 10 de la noche, cuando los niños ya se duermen. Hay quien incluso ha roncado alguna vez", ríe Paula.
En este sentido, las dos mujeres coinciden en que, sin el apoyo de su círculo cercano, sería prácticamente imposible organizarse. "Mi padre y mi madre son mis pies y mis manos, al igual que una red de amigas madres y no madres. Me ayudan, eso siempre", asegura Paula al igual que Guadalupe, quien señala que, antes de conseguir su trabajo en la universidad, las dificultades con su anterior trabajo en una consultora, que además coincidió con la época del Covid, la llevaron a buscar otro empleo que le permitiera conciliar mediante el teletrabajo. "Luego ya pues tirando de comedor, aula matinal y, sobre todo, de familia". Porque, para su hijo, señala Guadalupe, su familia son sus abuelos, sus tíos y, por supuesto, su madre. "Está muy contento con el tema".
No se sienten reconocidas
Sin embargo, la felicidad que muestran estas dos mujeres con la maternidad no impide la realidad aplastante que las acompaña. Entre los retos que enfrentan estas familias hay un riesgo más alto de pobreza, un menor acceso a ayudas que otros tipos de familias y una falta de reconocimiento institucional.
De hecho, una de las mayores reclamaciones que realizan desde la asociación es que en Extremadura se reconozca su modelo de familia. "Hay bastantes comunidades que ya tienen el carnet o el certificado de familia monoparental, de forma que a la hora de pedir ayudas tienen algún tipo de compensación, porque es un modelo de familia con unas características muy concretas", explica Paula. Entre esas comunidades se encuentran Aragón, Baleares, Asturias, Cataluña, Cantabria, Galicia, La Rioja, Navarra, Murcia y Valencia.
Declaración jurada para cualquier trámite
Porque, además, que no exista en la región ningún tipo de certificado no solo implica que se sientan reconocidas, sino que da lugar a situaciones que ambas consideran completamente "discriminatorias" y "ridículas", ya que deben cada vez que necesitan realizar un trámite administrativo, como la solicitud de una ayuda o un bono social, les requieren una declaración jurada de que se trata de un hogar monoparental, a diferencia de otros modelos de familia.
"Tener que estar recordando constantemente que eres diferente ya es en sí una discriminación. Estamos hartas de tener que dar explicaciones para que se nos reconozca", lamenta Guadalupe. "Juras que no convives, que no tienes una relación, cuando habrá familias biparentales que no tengan relación y no tienen por qué jurárselo a nadie", critica. "Porque, primero, eso a ti no te importa; y lo segundo, es que no influye en la crianza de mi hijo", coincide Paula. Con esas premisas, explica, ya se han dirigido a la Secretaria general de Servicios Sociales, Inclusión, Infancia y Familia.
También afecta al IRPF
Esta falta de reconocimiento, indican las dos madres, también afecta al IRPF. "Hacer la declaración de la renta con un solo sueldo es muy discriminatorio para las familias monoparentales con respecto a las biparentales, ya que les desgrava mucho y tienen más ventajas". Es decir, continúan, el sistema fiscal imposibilita a estas madres aplicar la reducción por tributación conjunta de igual cuantía a la que se aplica al resto de modelos de familias, por razones obvias, pero tampoco permite romper la "progresividad" del impuesto por medio de la opción de tributación tradicional que tiene el modelo de familia más "tradicional".
De la misma manera ocurre con las becas de libro o de comedor. Puesto que tan solo cuentan con un solo sueldo, tendrían que ganar "una miseria" para obtener ese tipo de ayuda. "No hay nadie en nuestra asociación, excepto las que no tienen trabajo, que las hay que están viviendo del ingreso mínimo vital, que gane tan poco", defienden.
Pequeños cambios
Asimismo, al margen de estas reclamaciones, ambas mujeres también se refieren a reivindicación que sí ha salido victoriosa: la ampliación del permiso parental por cuidado del menor, por el que se reconoce que el derecho del menor prima sobre cualquier otra cuestión y tiene derecho a 32 semanas de cuidado como cualquier otro. También aluden al permiso de cuidado de 8 semanas, por el que se han quedado "con la miel en los labios", puesto que solo se aplica a los nacidos a partir de agosto de 2024.
Sin embargo, otros pequeños cambios, aunque muy significativos, como la aceptación del Día de la Familia en lugar del Padre o de la Madre o la inclusión de libros sobre este modelo de familia, han conseguido que poco a poco tanto Guadalupe como Paula se vean cada vez más visibilizadas. "La asociación nos hace sentir que no estamos solas, ni nuestros niños están solos, que existen otras mamás y otros niños como nosotros, y también nos sirve para intercambiar vivencias y tener más empaque de cara a la sociedad", explican.
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