China es la única potencia mundial donde aún se recibe a Vladimir Putin con alfombra roja y fanfarrias. La acogida de Xi Jimping al presidente ruso ha combinado la ceremonia marcial con la afectuosidad de unos entusiastas escolares. Los acuerdos comerciales firmados hoy confirman a Pekín como el salvavidas que permite a Rusia vadear las sanciones económicas de Occidente por la invasión de Ucrania. Para poner fin a esa guerra, Xi apuesta por una solución política, pero sin especificar las condiciones que podrían ser aceptables para los bandos enfrentados. Ambos líderes han asistido a una representación de músicas populares chinas y rusas. Y se han reído con la anécdota de la jornada: Putin se ha disculpado por interrumpir al traductor. "Me siento tan en casa -ha dicho- que creo que aquí todo el mundo habla ruso".