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Rollanadas

Luis Rollano

En peligro de extinción

Que conste que yo soy el campeón de la Champions League de las personas impacientes. Es imposible superarme en eso. Si existe alguien que tenga la impaciencia por bandera puede, como mucho, igualarme. Pero jamás superarme en esto.

Por eso creo que no soy el más adecuado para pedir algo que yo no tengo. Pero, sinceramente, no puedo esperar más. La paciencia es una especie en peligro de extinción. Debería ser algo que cuidáramos con mimo para evitar su desaparición. Porque en la sociedad en la que vivimos conozco muy pocas personas que tengan paciencia. Y casi todas ellas son mayores. De otra generación.

No sé si sabéis que la herramienta más valiosa de Miguel Ángel no eran los lienzos ni los cinceles. Era la paciencia. Sin ella, sus obras no serían tan puras, ni tan bellas. Si Miguel Ángel no hubiera sido paciente, nadie le recordaría.

El cortoplacismo es un ominoso dictador que se ha hecho con el control de todo bajo el demagógico discurso de que «el tiempo es lo único en esta vida que no podemos recuperar». A quien esté de acuerdo con ella, le recomiendo que plante un huerto y le pido que rece para que nunca se rompa un hueso. Porque entonces no entiende la importancia que tiene en nuestra vida aquello que recibe el nombre de paciencia.

La herramienta más valiosa de Miguel Ángel no eran los lienzos ni los cinceles. Era la paciencia

Hoy en día, la paciencia es como el alma. Sabemos que existe. Que es algo importante. Pero como no la vemos, la ignoramos. Porque si pinchamos en una página web y tarda más de tres segundos en abrirse, la cerramos. Porque en el restaurante se demoran más de la cuenta en traer la comanda, la persona que lleva la bandeja y la libreta se convierte en el foco de nuestra ira.

A estas alturas de mi primera ‘Rollanada’, puedes ser dos tipos de persona: la que se está preguntando por qué estoy soltando esta chapa o la que está leyendo expectante. A las segundas les doy la enhorabuena. Sois gente paciente. Os agradezco haber llegado hasta aquí para leer esta impaciente reflexión. A las primeras, os dejo de dar castigo. Y os voy a desvelar por qué estoy hablando de la paciencia de esta manera.

Y es que con el CD Badajoz, que es un equipo remodelado casi al completo, con un presupuesto limitado y condicionado por un concurso de acreedores, lo mínimo que hay que tener es paciencia. La exigencia prematura no traerá nada bueno.