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Opinión | La escotilla

Arqueólogo

Recuperación

La verdadera recuperación del patrimonio reside en la posibilidad de que la ciudadanía comprenda y utilice los espacios y los monumentos del pasado, no sólo contemplarlos con arrobo, lo que en sí tiene poco recorrido

A menudo he tenido, y tendré, que pasar por lo que antes fue la calle Stadium. Hagamos memoria. Después de la guerra incivil, se abrió una brecha en la muralla, se rellenó el foso de la muralla abaluartada y se construyeron un colegio y un polideportivo con piscina y pistas varias, lo que dio nombre a la calle. En años recientes se ejecutó un proyecto para crear lo que ha venido a llamarse un corredor verde que conectara el parque de la Legión con Puerta del Pilar. Para ello se derribaron colegio y polideportivo, muy ajados ya, y se vació el relleno del foso. Fue un obrón, pues no sólo se retiraron cantidades ingentes de relleno, sino que también se restauraron algunos de los elementos de la antigua fortificación. En mi personal y muy discutible opinión, se restauró en demasía y la obra está inacabada. Aparte de que drena mal y si llueve corres el peligro de no poder pasar sin barca o botas altas impermeables, un defecto de la obra que se ha anunciado será reparado en algún momento futuro, aquello es una solanera. Ni una maldita sombra.

No digo nada nuevo si señalo que esto es un grave problema en una ciudad como la nuestra. Por no haber no hay ni bancos, ni tan siquiera una papelera, nada de eso que hoy en día llamamos mobiliario urbano. Solo unos caminos hormigonados, unas farolas y un carril-bici. La gente pasa por allí deprisa, no se para, no pasea, salvo los que han sacado a los perros a correr. Es un espacio, como corresponde a una muralla y un foso, inhóspito y agresivo. Se me comentó, aunque no he podido verificarlo, que esta ausencia de árboles y mobiliario urbano responde a que hay quienes se oponen porque prefieren ver el monumento en su autenticidad, lo prefieren así, o eso me han dicho. Si se hubiera optado coherentemente por la autenticidad sobrarían las farolas, los caminos, el césped y faltaría esparcir basura por el lugar, pues los fosos de las murallas eran el basurero general antes de que los municipios modernos establecieran basureros controlados y más higiénicos.

No traería esto a colación si no fuera por una cuestión que considero importante, el concepto de recuperación patrimonial. Vivimos ciertamente un momento recuperacionista. Hay proyectos para resucitar especies extintas, algunas desde hace miles y miles de años como el mamut. Hay movimientos políticos que buscan recuperar grandezas supuestamente perdidas como los trumpistas movilizados sobre el lema de hacer grande a América de nuevo y el gobierno ruso está luchando, literalmente, por recuperar el imperio zarista y soviético. Pura nostalgia impostada de unos y otros, basada en mentiras sobre una supuesta edad dorada y perdida. Hay que señalar que es el procedimiento habitual en todo reaccionario ansioso de poder: inventarse un pasado resplandeciente y afanarse en imponerlo, brutalmente incluso. El Paraíso Terrenal, cualquier versión de un pasado paradisíaco, jamás existió más que como mito. A poco que se investigue con un mínimo de honradez ese pasado, siempre y sin excepciones se confirma que las ensoñaciones presentes nada tienen que ver con la realidad pretérita y que estos mitos o narrativas son invenciones interesadas sumamente modernas. No se recuperan, se fabrican. No es exactamente lo que se ha hecho en la calle Stadium, pero hay que reconocer que en puridad no se ha recuperado la muralla, sólo parte de su aspecto exterior. Sinceramente, a poco que se mire con objetividad, aquello ni es del todo antiguo ni del todo moderno.

La verdadera recuperación del patrimonio reside en la posibilidad de que la ciudadanía comprenda y utilice los espacios y los monumentos del pasado, no sólo contemplarlos con arrobo, lo que en sí tiene poco recorrido. Para que esta zona pueda de verdad ser vivida y aprovechada por la ciudadanía, no sólo velozmente transitada, cabría pedir algo de sombra, lo que ahora se llama refugio climático, drenaje eficiente y algún banco que otro. Pensándolo bien, igual una ciudad como esta necesita un gran pipicán. Entonces, por favor, al menos una papelera para las bolsitas, esas de las cagadas de los perros.

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