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Opinión | Tribuna

Doctora europea en Genética Molecular. Neurodivulgadora. Investigadora. Profesora de Innovación Educativa y Neuroeducación en la Universidad Isabel I

¿Seleccionamos a los profesores que nuestra sociedad necesita? Cuando la memoria sustituye al talento

Selección del profesorado en Extremadura: Oposiciones de Biología y Geología

La educación es la médula que sostiene la sociedad, la arquitectura invisible que nos diseña. Y los profesores, su piedra angular, los que tallan huellas en los circuitos neuronales que gobernarán nuestras decisiones. Pero… ¿selecciona nuestro sistema de oposiciones a los profesores que nuestra sociedad necesita?

La respuesta es no. Las oposiciones siguen ancladas en un paradigma memorístico, rígido, burocrático y deshumanizado, como si seleccionar talento docente fuera un concurso televisivo donde se premia el acúmulo de datos. Un sistema que olvida que enseñar no es repetir, sino despertar, inspirar, acompañar, emocionar.

La LOMLOE marca el rumbo hacia una educación competencial, inclusiva y emocionalmente saludable, alineada con la Agenda 2030 y la neurociencia, que nos recuerda que el cerebro aprende con emoción, curiosidad y sentido. Y, sin embargo, el proceso selectivo actual ignora tanto la ley como la ciencia.

En 2025, lo vivido en las oposiciones de Biología y Geología en Extremadura fue inhumano: 12 horas de encierro, 40 grados, opositores mareados, tribunales elegidos al azar sin formación pedagógica. Un examen que mide resistencia fisiológica, y no competencias docentes. Evaluar a un aspirante por una lectura teórica es como seleccionar guitarristas por describir cómo tocan la guitarra, sin tener el instrumento entre sus manos.

El famoso “VISU” es otra caricatura: identificar en segundos 40 muestras de plantas, animales, fósiles, moléculas, minerales… nombrarlos en latín y situarlos en su era geológica, como quien intenta atrapar el mar en un cuenco. Mezclar Biología y Geología en una misma oposición es un despropósito que confunde vocación con enciclopedia y pasión con archivo.

No se mide empatía ni equilibrio emocional, aunque pedimos a los profesores que gestionen adolescentes. ¿Cómo pedir empatía a quien no ha sido evaluado psicológicamente? ¿Cómo dejar en manos de la docencia a quien solo sabe memorizar?

Necesitamos profesores innovadores, empáticos. No simples repetidores de temario. Necesitamos profesores “superhéroes”, como defiende la neuroeducación, capaces de activar redes cerebrales del aprendizaje con metodologías activas, movimiento, emoción y creatividad.

Imagina apostar por un modelo de selección tipo MIR educativo, con formación práctica y supervisada, donde la docencia se aprenda enseñando, no memorizando. Educar es tan vital como operar un corazón, nadie confiaría su vida a un cirujano que solo ha leído libros.

Para acompañar esta transformación propongo cinco caminos: expertos catalizadores que entren en las aulas; formación y selección práctica y no teórica; comunidades de aprendizaje reales; un binomio generacional entre veteranos y noveles, y prospectores del cambio en cada claustro, que contagien entusiasmo y habiten la innovación.

Otros países ya lo hacen: Finlandia selecciona por competencias pedagógicas; Singapur, por liderazgo y neurociencia aplicada; Canadá, por entrevistas y prácticas reales; Japón, con su método Lesson Study, analiza colectivamente la práctica docente.

Si ellos lo hacen, España también puede hacerlo. Porque la educación debe ocupar el lugar que le corresponde: la cima del rascacielos social. Solo cuando entendamos que los profesores esculpen el destino de las nuevas generaciones, entenderemos que debemos seleccionar a los mejores profesores.

Mientras tanto, las oposiciones siguen siendo un obstáculo para el progreso y la felicidad.

¿Te apuntas al cambio?

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