Borruel para rato

Que Luis García Borruel dejara de ser portavoz de Ciudadanos en el Ayuntamiento de Badajoz era sólo cuestión de tiempo.

Su destitución esta semana al frente de C’s es un capítulo más en la enmarañada y polémica vida política de Badajoz en esta legislatura.

Denuncias en los tribunales, acusaciones de presunta corrupción, campañas de ataques personales en redes sociales. Y, sobre todo, una nefasta relación entre la oposición y el equipo de gobierno del Partido Popular que se traslada al reiterado, pero cada vez más lejano, anuncio de una moción de censura.

La foto de Borruel y Fragoso firmando en la sede de C’s el acuerdo que le permitió al PP mantener la alcaldía de Badajoz perdió brillo al poco tiempo de saltar el flash.

Obligados a entenderse y nunca lo hicieron. Muchos lamentaron la marcha de Germán López Iglesias, porque decían que era el único que «sabía llevar» al hasta ahora portavoz de Ciudadanos.

De Borruel han sonado más sus errores que sus aciertos. Desde aquel de principiante de darle pábulo a un montaje de whatsapp que implicaba en un delito a la concejala de Cultura, Paloma Morcillo; hasta enfrentarse abiertamente a su propio partido. Dicen, incluso, que la relación personal con su compañera de C’s en el Ayuntamiento, Julia Timón, ahora portavoz tras su destitución, están completamente rotas.

Y es que Borruel no es un político fácil, ni al uso. Apostado en actitud casi vigilante a las puertas del Ayuntamiento, lo que viene siendo en términos coloquiales «una mosca cojonera»; y sin pelos en la lengua, rellenó muchas líneas de periódicos y minutos de radio. Tanto a favor, como en contra . Y lo que queda.

Nadie espera que después de este zasca, se quede cruzado de brazos. Aquí, según quienes le conocen, hay Borruel para rato.