Una idea que aúna reciclaje, arte, creatividad, integración y educación

Refugios de Colorines

Alumnos del colegio Santa Engracia decoran contenedores de vidrio reconvertidos en casetas para dar cobijo a los perros acogidos en el Centro de Protección Animal

Gamero Gil con algunos de los alumnos que han decorado los tres contenedores reconvertidos en casetas.

Gamero Gil con algunos de los alumnos que han decorado los tres contenedores reconvertidos en casetas. / SANTIAGO GARCIA VILLEGAS

Ascensión Martínez Romasanta

Ascensión Martínez Romasanta

Aun siendo una idea sencilla, en la concepción y en la práctica, está repleta de numerosos valores que la convierten en genialidad. Los niños del colegio Santa Engracia, situado en La Luneta, donde la mayoría de los alumnos procede del barrio de los Colorines, en Badajoz, han decorado con su profesor de plástica, el escultor y pintor José Manuel Gamero Gil, tres contenedores de vidrio, que han sido reciclados y recuperados, para reconvertirlos en hermosas casetas que darán cobijo y refugio a perros del Centro de Protección Animal, dependiente del ayuntamiento. Inclusión, reciclaje, arte, colaboración, imaginación, creatividad, educación y protección animal: todo ello mezclado en un proyecto que ya es una realidad para los que han participado en su puesta en marcha.

El veterinario Carlos Rosa explica que dentro de las actividades que idean para la participación de la sociedad en el funcionamiento del Centro de Protección Animal, decidieron en su afán de reciclar materiales reutilizar los contenedores en mejor estado de una remesa que existía en las instalaciones, ya desechados para el uso para el que fueron fabricados. A la perrera le vienen bien estos contenedores de gran tamaño porque, en épocas de frío, permiten guarecer a varios ejemplares grandes a la vez.

Pero no querían dejarlos como estaban, con la pintura original verde ya desconchada. El resto se los llevó Ecovidrio. Buscaron cómo podían pintarlos y José Manuel Gamero Gil se ofreció a decorarlos con sus alumnos del colegio Santa Engracia, donde imparte clases por el programa Mus-e, de fomento de las artes e integración del alumnado a través de la cultura, con la Fundación Yehudi Menuhin, para la que trabaja este artista. El escultor acude al colegio Santa Engracia dos días a la semana. También al San Pedro de Alcántara, en el Casco Antiguo.

Gamero Gil se muestra encantado con la iniciativa de los refugios para animales. «Al final se ha desarrollado un proyecto muy global e interesante, para el colegio, para los niños y para el propio centro de acogida de animales». El escultor destaca la creatividad de los alumnos, que han podido desarrollar en favor de la sociedad en la que viven, en la que van a poder sentirse más integrados.

En la decoración han participado niños de todos los niveles del colegio (que se identifican con colores). Empezaron pintando todo el fondo con acrílico, cada uno de un color, y después los dibujos con rotuladores. Son tres diseños distintos, que representan el espacio, un fondo marino y, el tercero, el campo y el cielo. En este último se ha incluido la simbología de la bandera gitana, con su rueda característica. La mayoría de los alumnos de este centro son gitanos. Previamente habían diseñado los dibujos de cada una de las escenas y decidieron que fuesen tres distintas por darles una diversidad estética. El profesor los dejó hacer, en libertad, y el resultado es espectacular. «Si yo quisiese dirigirlos los coartaría y no conseguiría lo que han hecho, porque su imaginación es muy grande», describe, mientras observa las casetas entusiasmado.

MESES / Los contenedores llegaron al colegio antes de Navidad ya con las puertas abiertas y limpios. Una vez terminados, el Centro de Protección Animal se ha puesto en contacto con el servicio municipal de Vías y Obras para que vaya a recogerlos al centro y llevarlos a su destino, que los alumnos del Santa Engracia tienen previsto visitar. 

A los niños les explicaron desde el principio por qué y para qué era este proyecto «y ellos lo han acogido con mucha gratitud». «La primera pregunta que les hice fue a quién le gusta los animales y todos levantaron la mano», cuenta Gamero Gil en su papel de profesor. «Les ha encantado que su colegio se encargue de proteger y ayudar a esos animales y eso ha hecho que se impliquen mucho en el proyecto, que lo hayan respetado y cuidado», pues los contenedores han permanecido en el patio durante varios meses. «Están deseando ver que es un trabajo práctico, porque habrá animales que van a vivir en un espacio que ellos mismos han decorado».

Eli Vaz Vélez tiene 10 años y ha colaborado sobre todo en pintar el contenedor dedicado al espacio. Nunca ha ido a la perrera, aunque le gustaría conocerla. Eli tiene un perro «al que quiero mucho y saco siempre a pasear». En su opinión, las casetas «han quedado preciosas, son muy llamativas y tienen un montón de colores». Aitana Rodríguez Lozano se ha dedicado más al del fondo marino. También le ha gustado la experiencia y querría conocer el lugar donde van a ser colocados. Un espacio en el que estos niños han dejado una huella imborrable.

A propósito de esta iniciativa, Gamero Gil defiende que la creatividad infantil debería tener su espacio en el arte urbano, «porque es muy pura y aporta mucha vida».