Los trabajos están parados desde junio y la Junta no les pone plazo

El instituto San Roque de Badajoz clama una solución urgente a sus goteras

Medio centenar de profesores, alumnos y padres se concentran para pedir la reanudación de las obras. Educación asegura que "no existe peligro de ningún tipo" en las instalaciones

Participantes en la concentración convocada ayer a las puertas del instituto San Roque de Badajoz.

Participantes en la concentración convocada ayer a las puertas del instituto San Roque de Badajoz. / S. GARCÍA

Ascensión Martínez Romasanta

Ascensión Martínez Romasanta

Medio centenar de profesores, alumnos y padres se concentraron ayer a las puertas del instituto San Roque de Badajoz para reclamar a la Consejería de Educación una solución urgente a la paralización de las obras, con las que se pretendía solucionar el preocupante problema de goteras que sufren en el centro y que se detuvieron en junio. La Junta ha iniciado los trámites para resolver el contrato con la constructora adjudicataria, para lo que se ciñe a la normativa legal y no se compromete a ningún plazo para reanudarlas, pues tiene que redactar un nuevo proyecto con los detalles de lo que queda por hacer y volver a sacar a licitación los trabajos pendientes.

Los afectados insisten en que necesitan una solución urgente. El profesor Jesús María Sánchez describía ayer cómo están las instalaciones. En una clase permanece cerrada porque se desprendió parte del techo y hubo que adaptar sus alumnos a otro aula. Los estudiantes tienen acceso solo a la mitad del patio, porque el resto está limitado con «una valla provisional y mal puesta, es más un riesgo que una protección». Cada vez que llueve el gimnasio se encharca, el agua corre por las paredes y forma charcos en el suelo, lo que ha llegado a inutilizar material (las espalderas están estropeadas).

Una parte del patio del instituto está vallado.

Una parte del patio del instituto está vallado. / S. GARCÍA

El recorrido de las goteras no termina ahí. En los talleres de Formación Profesional (de instalaciones frigoríficas y de calor) entra agua. En uno, de los enchufes colgados del techo sale agua, que también entra por una de las puertas y chorrea por la pared. En el otro ha habido desprendimientos del techo. Cuando llueve copiosamente, ambas aulas se cierran «porque trabajar en un taller encharcado con herramientas eléctricas supone un riesgo de electrocución». Eso significa que los alumnos de segundo, si durante el primer trimestre reciben clases teóricas y en el segundo no acceden al taller, no están formados para realizar en el tercero las prácticas en empresas «y eso merma muchísimo la calidad educativa». En el salón de actos también hay goteras. Durante la presentación de un libro por parte de su autor, un alumno se resbaló y se cayó. «Es vergonzoso celebrar un acto público con los cubos para recoger el agua de las goteras para que no se encharque», expresó este profesor. Ante esta situación, el claustro se pregunta «¿quién se responsabiliza ante un posible accidente», según el manifiesto leído en la concentración.

El agua cae por las paredes del gimnasio cuando llueve.

El agua cae por las paredes del gimnasio cuando llueve. / LA CRÓNICA DE BADAJOZ

Aun siendo este el panorama, la consejería aseguró ayer que «según la valoración de los técnicos del Servicio de Obras, el IES San Roque no corre ningún peligro de ningún tipo por la paralización de las obras». En este centro estudian en torno a 400 alumnos de ESO y Bachillerato y de grados básicos, medios y superiores de Formación Profesional.

El IES San Roque, que cumple 30 años en 2023, lleva 6 reclamando estas obras, que además de mejorar las cubiertas incluían actuaciones de accesibilidad. Comenzaron en noviembre de 2021 con un plazo de ejecución de 4 meses. Jesús María Sánchez estima que pueden estar ejecutadas en un 15%. En el claustro de profesores entienden que la Administración está siguiendo los trámites legales «pero creemos que se podrían aplicar medidas con carácter de urgencia». La consejería, por su parte, insiste en que «hasta que no se finalice la resolución del contrato anterior, legalmente, no se puede acometer ninguna otra actuación».

En el instituto lamentan por otro lado que esta situación afecte a la imagen que pueda proyectar este centro en el barrio y en la sociedad y suponga una merma de solicitudes de plazas el próximo curso. «Aquí funciona el efecto llamada de unos alumnos con otros y, para los que vienen ahora de visita de los colegios, no es lo mismo ver unas instalaciones en condiciones, que comprobar que todo está a medio andar».