Sábado grande

Badajoz se echa a la calle para vivir el Carnaval

La fiesta se disfruta en San Francisco, Puerta de Palmas, Saavedra Palmeiro y la plaza de España

Ambiente en el paseo de San Francisco.

Ambiente en el paseo de San Francisco. / S. GARCÍA

Ascensión Martínez Romasanta

Ascensión Martínez Romasanta

Badajoz vivió ayer su primer sábado de Carnaval intensamente. Todos los escenarios donde se desarrolló la fiesta se colmaron de carnavaleros deseosos de diversión. El paseo de San Francisco congregó la mayor aglomeración desde el mediodía, con familias y pandillas que volvieron a celebrar una romería urbana, con sus mesas, sillas, tortillas, empanadas, bocadillos y neveras cargadas de cerveza fría.

Familias y pandillas pasaron el día en el céntrico paseo.

Familias y pandillas pasaron el día en el céntrico paseo. / Andrés Rodríguez

La música desde el templete animó la quedada, que se prolongó hasta bien entrada la noche cuando fueron relevados por jóvenes. No había casi nadie sin disfrazar y el que no lo hizo se arrepintió. Vikingos, payasos, hippies, japonesas, superhéroes, abejas, peluches, Minions, mosqueteros, ninjas y hasta medicamentos.

Disfrazados de Harry Potter.

Disfrazados de Harry Potter. / Andrés Rodríguez

De cazafantasmas.

De cazafantasmas. / Andrés Rodríguez

De ‘Frenadol’ se disfrazó la pandilla de Laura. «Se nos ocurrió porque estaba todo el mundo resfriado y dijimos, este año vamos de Frenadol para curar todos los malos a la gente». «Pero Frenadol no nos ha pagado nada, esto es publicidad gratuita», replicó un amigo. «Nos encanta venir a San Francisco a mediodía, es una maravilla». Sobre todo para familias con niños, entre ellas la de José Carlos Figueredo, que acudió con otras parejas, cada una vestida a su manera.Era la primera vez que acudían el sábado de Carnaval a San Francisco. «Hemos sido padres recientemente, tenemos un bebé y una niña de poco más de un año y hemos venido en familia».

El grupo menor Los Carnavalatis.

El grupo menor Los Carnavalatis. / Andrés Rodríguez

Un poco perdidas andaban Carmen Luchi y María Núñez, que habían llegado a Badajoz desde Cartaya (Huelva) para acompañar al grupo de batucada de su pueblo. «Pero no nos habían dicho que se iban a disfrazar los muy puñeteros y cuando he visto aquí a todo el mundo he dicho pero si yo me vestí ayer de rana y tengo otro divino de la muerte de Fermín el maestro de la costura, me he ido al chino, no me estaba nada bueno, me he puesto un delantal y me he pintado los coloretes, a ver cómo me los quito luego». Así iban las dos en dirección a Puerta de Palmas.

Artefactos en el paseo Fluvial.

Artefactos en el paseo Fluvial. / Andrés Rodríguez

El artefacto de Sal si puedes.

El artefacto de Sal si puedes. / Andrés Rodríguez

En la periferia de San Francisco se instalaron artefactos, que se repartieron también por Saavedra Palmeiro, donde habían terminado el desfile que comenzó a las 12.00 de la mañana. A medida que avanzaba la tarde, se fueron instalando por las inmediaciones con su música y el buen rollo de sus integrantes. Un ambiente que se prolongó hasta Puerta de Palmas, donde se desarrolló la gran pasarela de comparsas de la Falcap, que comenzó con grupos infantiles para continuar con los de adultos, en esta ocasión con vigilancia, para intentar evitar lo que ocurrió el año pasado, cuando el desfile fue literalmente engullido por el botellón. El trasiego de carnavaleros fue continuo con las actuaciones de las murgas en los distintos escenarios, desde la plaza Alta a la de la Soledad y de España.

Vigilancia en la pasarela de la Falcap.

Vigilancia en la pasarela de la Falcap. / Andrés Rodríguez

Actuación de una murga infantil en la plaza de la Soledad.

Actuación de una murga infantil en la plaza de la Soledad. / Andrés Rodríguez