Violencia de género

La asociación Victoria Kent de Badajoz atiende a 25 mujeres en menos de dos meses

El programa 'Por mí y por mis compañeras.2' ofrece acompañamiento legal a las víctimas de esta lacra

El equipo de Badajoz de la asociación Victoria Kent.

El equipo de Badajoz de la asociación Victoria Kent. / SANTIAGO GARCIA VILLEGAS

Irene Rangel

Irene Rangel

La asociación Victoria Kent de Badajoz, a través de su programa Por mí y por mis compañeras.2, lleva atendidas a 25 mujeres víctimas de violencia de género o en riesgo de sufrir esta lacra en menos de dos meses en la ciudad. La segunda edición de este programa de acompañamiento integral comenzó a principios del mes de marzo y «ya registra en Badajoz las mismas cifras que durante los nueve meses que duró la primera de las experiencias», explica Marta Franco Cabrera, coordinadora del proyecto. 

El programa trata de dar cobertura integral a mujeres que lo necesiten, lo que se traduce en dar servicio legal, psicológico, social y de actividades paralelas que favorecen «la creación de un espacio sororo que favorezca el empoderamiento de estas mujeres», afirma la coordinadora. Con este objetivo, en la sede de Badajoz trabajan cinco profesionales: dos trabajadoras sociales, una abogada, una psicóloga y una profesora de yoga y pilates que imparte estas clases. «Es fundamental abordar todos los ámbitos, el trabajo debe ser continuado y bajo un enfoque muy amplio», señala, y añade que entre la primera y la segunda edición de este programa hubo algo más de un año de descanso en los que las profesionales continuaron realizando su labor de forma desinteresada. «No pueden sentir que llega el día 31 de diciembre y se quedan desamparadas por cuestiones burocráticas».

La consejera de Igualdad y Cooperación para el Desarrollo, Isabel Gil Rosiña, a través de cuyo departamento se financia este programa, visitó ayer la sede de la asociación para interesarse por el mismo.

Detección y prevención

Desde el colectivo creen importante señalar que uno de los grandes avances conseguidos es llegar también a posibles víctimas. «No tienen que venir con una denuncia. Nos están haciendo derivaciones desde servicios sociales o centros de salud. Son los sitios donde salta la alarma. Los profesionales de estas unidades se dan cuenta de un sometimiento, ‘machaque’ psicológico... si ellos ven que una persona está en un contexto de riesgo, nos avisan». Una vez esto ocurre, el equipo de la asociación hace una evaluación y comienza el proceso de recuperación y detención de la situación de violencia de género. 

Sin un perfil claro

Las mujeres que llegan hasta la asociación buscando ayuda no responden a un perfil concreto. «No hay una media de edad específica. La chica más joven que estamos atendiendo este año tiene 26 años y también tenemos perfiles de 60. Para ser víctima de violencia de género no hay que cumplir un perfil».

También señalan desde el colectivo que se están encontrando con un elevado número de casos de abusos sexuales. «No lo teníamos planteado inicialmente en el programa pero cada vez nos llegan más avisos, especialmente desde el juzgado, de atención y peticiones de recursos para las víctimas de abusos sexuales, tanto en menores como en mayores de edad».