El Casco Antiguo de Badajoz urge un plan de choque contra el tráfico de drogas

Vecinos, comerciantes y hosteleros que apostaron y han hecho sus vidas en el Casco Antiguo de Badajoz alertan del galopante deterioro del centro histórico debido al tráfico de drogas, que se va extendiendo a otras zonas de la ciudad. Cansados de no ser escuchados y convencidos de que desde las Administraciones no se están tomando medidas suficientes para atajar esta degradación imparable, han iniciado una recogida de firmas, digitales (a través de la plataforma change.org) y en papel para exigir un plan de choque al delegado del Gobierno en Extremadura, Francisco Alejandro Mendoza. De momento han reunido casi un millar (501 en change.org hasta ayer) y aún no han terminado. Tienen previsto iniciar otra campaña dirigida al ayuntamiento.

El martes se vivió el último episodio de violencia en las calles. Una pareja fue agredida en la calle San Juan, a plena luz del día, sobre las 15.00 horas, cuando se negaron a dar un cigarro a un toxicómano que, ante la negativa, les provocó lesiones a ambos. La Policía Nacional ha confirmado la denuncia. Según fuentes consultadas, la Giapol identificó al agresor, que en ese momento iba con persona también toxicómana. Ambos son conocidos en el barrio

Quienes firman la petición de los vecinos del Casco Antiguo en change.org solicitan al delegado del Gobierno «un plan de choque decidido, valiente, constante y coordinado» con el Ayuntamiento de Badajoz «para devolver este barrio a los ciudadanos de bien». «Queremos -dicen- vivir y trabajar en paz, educar a nuestros hijos en condiciones dignas, normalizar nuestras calles, que antaño fueron las de nuestros mayores». La campaña lleva por lema «Devolvednos el Casco Antiguo a los ciudadanos honrados ¡Seguridad ya!»

En el escrito que acompaña la recogida manual de firmas, quienes lo suscriben se dirigen al delegado del gobierno por ser de su competencia la seguridad en el barrio. «La situación en nuestras calles comienza a ser alarmante», afirman. «La degradación provocada por el excesivo menudeo, hostigamiento de toxicómanos, hurtos, usurpaciones de propiedades, agresiones, desórdenes en la conducta y un largo etcétera de ilícitos, todo ello derivado principalmente del tráfico de drogas y el entorno que genera, está suponiendo un castigo para residentes, visitantes, trabajadores y empresarios del barrio», describen.

Los afectados insisten en que «la convivencia en estas calles se está deteriorando a pasos agigantados, los negocios se resienten por la pérdida de clientes, nuestras propiedades se devalúan y nuestras familias tienen miedo». Denuncian que esta situación no se resuelve con «una operación puntual», como «viene siendo habitual cuando nuestras quejas trascienden a los medios de comunicación». Por ello, requieren a la Delegación del Gobierno «un esfuerzo más decidido, prolongado y eficaz». Piden más medios para las fuerzas y cuerpos de seguridad, más agentes en las calles y más constancia para recuperar la normalidad en las calles del Casco Antiguo. Al mismo tiempo, solicitan al delegado que no acuda «al manido refugio de las estadísticas», pues no todo lo que ocurre se denuncia.

Luis Pacheco, presidente de la asociaciónSOS Casco Antiguo, que lidera esta campaña y representa el sentir de los vecinos, advierte de que el problema con la drogas no se circunscribe al Casco Antiguo sino que es de otras zonas de la ciudad. Alerta de se está produciendo «un efecto llamada» desde otras localidades y se están viendo «caras nuevas». Al delegado del Gobierno pide que se incremente el número de efectivos de la Policía Nacional para ampliar la ratio en Badajoz y que se reúna con el ayuntamiento para coordinar un plan de choque como se hizo en la plaza Alta con el Plan Urban. Pacheco cree que si se consiguió entonces, debería lograrse en calles como Afligidos, Amparo o Concepción Arenal. En su opinión, «tenemos un problema de voluntad y de decisión política». Al ayuntamiento, por su parte, lo hace responsable del «hábitat» necesario para que estos «ilícitos» permanezcan en el centro histórico, pues es «cómplice» de las propiedades ruinosas. «Tendremos que salir a cortar las calles», avisa.

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