Los profesionales de este servicio echan en falta que funcionen hospitales de día
La unidad de salud mental del Materno atiende a 65 niños en su primer año
Por norma general los varones tienen problemas de conducta y las niñas, emocionales
Es un servicio necesario y así se ha demostrado durante el año que lleva en funcionamiento. La Unidad de Hospitalización Breve de Psiquiatría Infanto Juvenil ha atendido en este tiempo en la quinta planta del hospital Materno Infantil de Badajoz a 65 niños procedentes de toda la comunidad extremeña, pues es la única unidad de atención hospitalizada de agudos en la región para niños de 0 a 14 años. La ocupación media de esta unidad, que cuenta con 8 habitaciones, ronda el 70%.
Empezó a funcionar con pacientes el 3 de noviembre de 2022. Antes de que existiese, estos niños eran tratados en sus domicilios, en unidades de hospitalización pediátrica o psiquiátrica de adultos. Incluso podían ser derivados a recursos de otras comunidades autónomas, según explicó ayer la responsable, la psiquiatra María Teresa Martínez. En este servicio se atienden las patologías agudas, fundamentalmente trastornos relacionados con la conducta alimentaria, principalmente anorexia, o problemas con riesgo de autolesión, déficit de atención e hiperactividad y trastornos del espectro autista. Cuando llegan es porque los niños no pueden ser tratados con los recursos comunitarios ni en su familia y requieren ingreso, que es el último eslabón, después de haber intentado el tratamiento ambulatorio. El niño más pequeño ingresado tenía 7 años y las más mayores de 15, casi 16. Los varones tienen más problemas conductuales y las niñas, emocionales «como norma general». El tiempo medio que permanecen hospitalizados es de 22 o 23 días.
Según María Jesús Norberto, supervisora de Enfermería de la unidad, cada vez hay más demanda de atención de problemas de salud mental entre la población infantil y juvenil «y este dispositivo era necesario como muchos otros más para abordar este tipo de patología de una forma especializada», porque incidirá positivamente en el bienestar en edades posteriores y también en sus familias.
Entre las patologías que atienen está la anorexia, que está apareciendo cada vez en edades más tempranas. Cuando llegan al Materno es por riesgo vital cuando ya no se puede controlar, bien por desnutrición o por riesgo de autolesión o de comportamiento.
También las nuevas tecnologías y las redes sociales están incidiendo en problemas de conducta, aunque no son tantos los casos que les llegan de adicción. «Hay niños vulnerables que quedan atrapados en las nuevas tecnologías porque su mundo relacional habitual es más complejo, el problema es que lo hagan de forma tan intensa que les hace daño». En esta planta no pueden tener móvil y, aunque parezca increíble, los niños «se adaptan bastante bien, no les hemos hecho encuestas, pero seguro que si les preguntamos van a decir que es un aspecto positivo».
Hospitales de día
Aunque es una unidad de hospitalización cerrada, María Teresa Martínez destacó que tiende a ser abierta porque no existen hospitales de día (cuya creación contempla el Plan de Salud Mental), de ahí que se concedan pases terapéuticos para que los jóvenes puedan ir adaptándose a su centro educativo, sus amigos y a su vida familiar de manera progresiva. «Es un hospital de agudo, pero con formato de apertura», subrayó. En este sentido incidió en la necesidad de que funcionen hospitales de día para atender a estos jóvenes, para que no ingresen y cuando reciben el alta por patologías que requieren una atención más exhaustiva que la ambulatoria. Tampoco existen, según explicó equipos para una atención más perseverante a lo largo de la vida de estos pacientes.
"A las familias les cuesta cuando el problema es psíquico, temen quedar señaladas y es un error"
Ambas profesionales destacaron su interés por dar visibilidad a la salud mental infanto juvenil y el trabajo de los profesionales que trabajan con estos jóvenes y sus familias. Quieren dar a conocer esta unidad para acercarla a la población en general y son conscientes de las dificultades de las familias cuando se enfrentan a un problema psíquico. «Les cuesta porque temen quedar señalados y esto es un error porque cuanto antes lo tratemos, antes mejorará la salud mental en el futuro y va a ser un chaval más funcional».
La unidad cuenta con 5 enfermeras especialistas en salud mental, 6 técnicos auxiliares de enfermería, 5 celadores, una terapeuta ocupacional y una psiquiatra. Carece de psicólogo clínico y trabajadora social porque no hay profesionales en salud mental en Extremadura.
En su interés por «humanizar» la unidad, el grafitero Alejandro Pajuelo, está pintando tres murales «para crear un entorno más cálido» que beneficiará en el bienestar de los pacientes y sobre todo de sus familias, «que se quedan muy angustiadas cuando dejan aquí a sus hijos y no es lo mismo dejarlos en un ambiente agradable y bonito, aunque con las medidas de seguridad que debemos tener», relató María Jesús Norberto.
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