Entrevista | Miguel Ángel Carmona del Barco Escritor

«Lo importante es educar la mirada»

Miguel Ángel Carmona del Barco, escritor: «Lo importante es educar la mirada»

Santiago García Villegas

Rocío Sánchez Rodríguez

Rocío Sánchez Rodríguez

Aprobó unas oposiciones y desde entonces trabaja haciendo planes de viabilidad en el Sexpe (Servicio Extremeño Público de Empleo). Antes le dedicó muchos años a la hostelería. Pero su oficio real es la escritura. Miguel Ángel Carmona del Barco (Monesterio, 1979) es licenciado en Humanidades, diplomado en Biblioteconomía y Documentación y un impulsor de la lectura a través de numerosos talleres y clubs que organiza en la ciudad. Vive en el barrio de Cerro Gordo, «casi en Badajoz», bromea. Tiene tres hijos: 12, 9 y 6 años. Escribe desde la adolescencia y se ha autopublicado varios libros, pero el reconocimiento real le llegó con Alegría, que ganó en 2020 el Premio de Novela Ciudad de Badajoz, promovido por el ayuntamiento pacense. 

¿Hay una capacidad innata en quienes se dedican a la escritura? 

Es la sensibilidad. Yo no creo ni en el talento ni en la inspiración, creo en saber escuchar, en la empatía. Lo importante es educar la mirada, educar la sensibilidad, y eso se trabaja desde la niñez. Así se aprende a imaginar otras realidades. De eso se nutre el escritor. Pongo un ejemplo: yo les proponía a mis alumnos en un taller de escritura que hice cuando vivía en Barcelona que nos montáramos en una línea de transporte público de principio a fin. Y les decía que tenían que construir cinco personajes inspirados en personas que bajaran y subieran en los diferentes trayectos.

Hablando de sensibilidad, tanto en Alegría como Brocal, que se publicó después, ahonda en temas muy íntimos de mujeres.

Es algo que llama la atención ahora, en este contexto, que escritores hombres den voz a personajes femeninos. En el momento en que vivimos se convierte en algo noticiable, pero la realidad es que así lleva siendo toda la vida. El oficio de escribir es eso, darle voz a personajes que no son tú mismo. Pero es que vivimos en los tiempos de la autoficción, en los que prácticamente uno no es capaz de mirar más allá de sus narices, de qué ha desayunado y de dónde ha ido después para contárnoslo.

¿Las redes sociales son el mayor ejemplo de esa autoficción?

Claro, crear un personaje de uno mismo.

Plantea entonces la ficción como guía para entender el mundo.

A mí escribir me sirve para comprender, para entender lo que me rodea, y para eso tengo que ocupar espacios que no ocupo como ser humano. Tengo que ponerme en los zapatos de personajes que a priori no comprendo y después de un proceso de documentación e investigación llego a entender y entonces puedo construir su voz. Y en cuanto al debate... ¿Esos temas que yo abordo son de mujeres? ¿La maternidad, el aborto o la menstruación son temas de mujer o son temas humanos? Nos quieren hacer creer que son solo temas de mujeres. 

¿Cómo es esa labor de documentación?

Mirar, observar, hay personajes que salen de observar en una parada de autobús, por ejemplo. E igualmente hay un trabajo muy periodístico detrás de todo. Lo que yo aprendo después de dos años de investigación para Alegría se podría haber convertido en un trabajo periodístico tras 11 entrevistas a mujeres.

¿Tras Alegría llegó Brocal?

No, porque Brocal está escrito a la vez que Alegría. Ynace también a la vez que otra novela que me ha golpeado y debo retomar y que aborda la trata y la explotación sexual. Realmente ese era el tema original de Alegría, lo que pasa es que el proceso de investigación me acabó llevando a otro sitio. Cuando la terminé recuperé ese otro proyecto ahora parado; y al abrigo de esas dos novelas, que es un periodo de cinco años, escribí los cuentos de Brocal

¿Es más agradecido un libro de cuentos que una novela?

Para los novelistas es muy útil cultivar el género del cuento. Una novela es un guiso al que uno le quiere dar un sabor exacto, pero en los primeros compases es muy vulnerable, igual que cuando cocinamos, ya que nos planteamos: ¿y si le echo este ingrediente? ¿y este otro? Y al final querías hacer una cosa y terminas haciendo otra. Tú has de seguir una receta, pero también hay que saber escuchar a la intuición. Porque en la escritura hay un momento en que todos los personajes secundarios quieren ser principales. Y tienes que saber atar a los secundarios y decirles: perdona, pero este no es tu momento. Y como los secundarios te van a asaltando, es muy útil tener un libro de cuentos abierto. 

¿Entonces los personajes de los cuentos de Brocal salen de Alegría?

No tanto los personajes en concreto pero sí las ideas.

¿Cuál es el hilo conductor de Brocal?

Cómo modifica la identidad de la mujer la idea de la maternidad. Y esto parte de una pregunta que yo enuncio a una persona que estoy entrevistando y que tiene grupos de terapia de apoyo al duelo gestacional. Le planteo: ¿Crees que el aborto es una forma de maternidad? Y ella se queda parada y apunta la frase. Entonces empiezo a darle vueltas a esa idea. Si es así, no hay forma de esconderse: no hay ninguna manera de que una mujer no sea nombrada a partir de su condición de madre o no madre. Si buscamos diferencias objetivas entre mujeres y hombres para comprender mejor, ahí hay una. A ningún hombre lo van a definir en relación a su condición de padre. Ese es el hilo de Brocal: cuántas formas de relacionarse con la idea de la maternidad tiene una mujer y cuántas son de manera obligada por la presión social.

Sus libros muestran una realidad sin tapujos, de ahí la dureza de algunos relatos.

Es la intimidad. Porque la historia se cuenta en una primera persona que a veces ni siquiera tenemos la sensación de que está siendo observada por una tercera. Por eso funciona la primera y no la tercera persona, que sería como si alguien está mirando por un agujero y te está contando lo que pasa. La realidad es: soy yo, que estoy sola en mi casa con mi hijo, quien te lo está contando, no hay nadie más.

En ambas obras aparece Badajoz como escenario.

En mi literatura todo gira en torno a la voz, de manera que el hecho de que las cosas sucedan en Badajoz es la mejor garantía de que los personajes puedan hablar como yo o como mis vecinos. Es muy importante que no intentemos impostar voces de lugares que no conocemos para construir la mente del personaje. Y, por otra parte, si mis personajes cruzan Fernando Calzadilla, van al hospital Materno o se reúnen en el parque de Castelar, a los pacenses nos puede resultar interesante, y es fantástico que tengamos pequeños guiños, pero esas referencias no van a hacer que fuera de aquí se vea como algo exótico, sino que se trata de profundizar en lo particular para que se convierta en universal. El problema es que muchas veces las historias ambientadas en Extremadura conllevan personajes exóticos, el escenario condiciona la narrativa.