«El objetivo es transmitir nuestra experiencia para que disminuya la siniestralidad en las carreteras»

El niño que soñó con ser motero de Tráfico

Jesús Baena, guardia civil, recibe la medalla de bronce con distintivo azul al Mérito de Seguridad Vial 

Jesús Baena con la medalla, ayer.

Jesús Baena con la medalla, ayer. / S. GARCIA

Irene Rangel

Irene Rangel

En los 44 años de servicio de Jesús Baena Campos no ha habido lugar para el aburrimiento. Él es guardia civil de Tráfico y está destinado en la Escuela de Tráfico de la capital extremeña. Este martes recibía de manos del delegado de Gobierno, José Luis Quintana, la medalla de bronce con distintivo azul al Mérito de la Seguridad Vial. «Esto es, supuestamente, un reconocimiento público a la trayectoria de tantos años velando por la seguridad vial», explicaba el condecorado. «Lo recibo con mucho orgullo. Es el colofón que recibo al final de mi vida profesional».

A Baena le quedan menos de dos años para jubilarse «y pasar a mejor vida, dicen, aunque a mí es que me encanta mi trabajo». Ahora lo desarrolla en una oficina pero durante varias décadas ha sido monitor de conducción. Antes de eso, surcaba las carreteras extremeñas. «Nunca he tenido la sensación de que iba a trabajar. Cuando te gusta tu trabajo, es un regalo». Este agente también es el presidente de la asociación Moto y Vida, una entidad que realiza cursos de conducción segura para el personal civil. «El objetivo es transmitir nuestra experiencia, tanto la profesional como la personal, para que disminuya la siniestralidad en las carreteras». 

Baena desprende pasión por su trabajo, uno que no eligió sino que le vino como una visión. El padre de Baena, también guardia civil, estaba destinado en Alconera cuando él tenía 8 años. Por el pueblo pasó un motorista que le cogió en brazos y le subió al asiento. Supo que no quería bajarse de las dos ruedas. 

El móvil, nuevo copiloto

En sus años sobre el asfalto Baena ha podido observar cómo ha cambiado el tipo de conducción de los extremeños. «La gente se ha vuelto menos respetuosa con las normas. El móvil, las prisas y el estrés forman parte de muchas conductas inadecuada al volante de un coche o una moto». 

Sus ojos han visto decenas de siniestros y situaciones difíciles. Irónicamente, los mejores y peores momentos de su vida laboral están ligados. «Nunca olvidas la ayuda humanitaria. En accidentes, cuando ayudas y te reconocen esa labor porque saben y sabes positivamente que has salvado una vida, es emocionantísimo. Los peores recuerdos giran alrededor de lo mismo, pero al revés: cuando no puedes hacer nada por evitarlo y se te mueren en los brazos. Hay muchos». 

La saga de los Baena continúa dedicándose a la Guardia Civil. El hijo ha seguido los pasos de su padre y su abuelo. «Vamos siempre buscando el beneficio en la sociedad y que nuestro trabajo se vea reflejado en la seguridad vial», decía el padre.

A su vástago quiso dedicarle las primeras frases del discurso de agradecimiento que pronunció este lunes. «Hace poco recibió la felicitación de una mujer a la que había denunciado. No fue solamente una denuncia, también le otorgó paz y tranquilidad, saber qué hacer para no poner vidas en riesgo. Eso es ser un guardia civil de Tráfico».