18 años de La Crónica de Badajoz | Paca Velardiez Actriz

«Ojalá Badajoz fuera una ‘ciudad encendida’ durante todo el año»

Paca Velardiez en la plaza de España.

Paca Velardiez en la plaza de España. / SANTI GARCIA

Jonás Herrera

Jonás Herrera

Paca Velardiez (Almendralejo, 1968) es una actriz afincada en Badajoz desde hace más de tres décadas. Comenzó en el mundo del teatro cuando solo tenía 17 años, y muy pronto se convirtió en una habitual de la escena extremeña. Es una de las intérpretes de la región que más ha participado en el Festival de Teatro Clásico de Mérida; este año con La Aparición será su 15ª vez en dicha cita cultural. Actualmente representa su último montaje Del grito a la palabra, en el que relata su experiencia como víctima de la violencia de género.

¿Cuándo descubre que la interpretación es su mundo?

Tenía 17 años, en el instituto no había forma de estudiar, creo que sería la edad porque ahora tengo capacidad de quedarme con todos los textos del mundo en la cabeza. Entonces abrió la universidad popular de Almendralejo. Tenía una pandilla de gente a la que nos encantaba la cultura, algunos decidimos apuntarnos a un curso de teatro, empecé ahí y no paré nunca más. En 1988 hice una prueba en Mérida y me cogieron, fue mi primera ocasión como actriz profesional

¿Quién le descubrió el teatro?

 En el grupo de amigos del que hablaba estaba Juanma Ramírez, era un banquero que también escribía y se convirtió en nuestro profesor. Además también participaban Fermín Nuñez, de Samarkanda Teatro, Marcelo Pacheco (escenógrafo en Madrid), Luisa Santos (figurinista), Miguel Rodríguez (hermano de Concha Rodríguez) y muchos más. De alguna manera se despertó en mí y en otros muchos el gusanillo por la cultura y el teatro. 

¿Cuándo llegó a Badajoz?

En mis inicios se hacía un festival de teatro amateur que se celebraba entre Mérida, Almendralejo y Badajoz. Yo me hice amiga de un grupo de gente pacense, entre ellos Jesús Martín, de Suripanta, venía mucho los fines de semana y me quedaba en su casa. En 1993 vine a dar un curso de teatro que me propuso José Vicente Moirón, vine por 15 días y aquí estoy.

¿Qué le hizo quedarse en la ciudad?

Sobre todo el movimiento teatral. Una vez me instalé aquí me empezaron a llamar; contaban conmigo. Estando aquí era más fácil. 

Ha tocado todos los géneros teatrales: drama, tragedia, monólogo, comedia, musical… Si hay algo que la define es la polivalencia…

Agradezco que me definas así porque muchas veces a los actores nos encasillan en un perfil y no dan la oportunidad de hacer otro tipo de historias. A mí sí me han dado esa posibilidad de tocar un poquito de todo. La verdad es que eso te abre muchas más puertas.

¿Cuáles han sido los montajes teatrales que más le han marcado?

Uno de ellos fue Soliloquio de Grillo. Era un montaje sobre tres mujeres rapadas y fusiladas de la Guerra Civil española, fue muy intensa. Tardábamos mucho tiempo en salir de la piel del personaje por la interacción que recibíamos del público. Otra fue El Sueño de una noche de verano, que representé en el Festival de Teatro Clásico de Mérida, fue un montaje muy mágico. La noche de los asesinos fue otro muy interesante. Y, bueno, Los gemelos, que después de 11 años todavía tenemos alguna función que otra.

Trabaja actualmente en una obra muy importante para usted…

A esto lo llamo proyecto de vida, más que obra de teatro. Viene de una historia personal que viví de violencia de género. He querido abrirme en canal para que otras mujeres que estén en la misma situación y escuchen esto les sirva para darse cuenta de que no es a ellas solas a las que les pasan ciertas historias, que no lo oculten y les ayude. Que la gente entienda un poco esto, que es bastante difícil y sepan que la mejor ayuda para una víctima es el acompañamiento. 

¿Qué supone para usted subirse a las tablas del López de Ayala?

Yo empecé en el Teatro Menacho, ya tengo mis años, luego vino el López de Ayala, allí he actuado muchísimas veces. El López es como si fuera mi casa, ya entro allí y es entrar en casa. Además el personal, que la mayoría llevan muchos años trabajando allí, es como familia. 

¿Cuál ha sido su momento más feliz como actriz en la ciudad?

Uno de los momentos más importantes que he vivido en la ciudad y, también en el teatro López de Ayala, fue presentando junto a José Vicente Moirón el homenaje que se le hizo en vida a Paco Muñoz. Fue muy bonito poder homenajear a ese hombre que tanto luchó por la cultura y por Badajoz. También he presentado muchas galas, he leído manifiestos... Me siento bastante considerada en Badajoz, un poco como si fuera hija predilecta. 

¿Qué mejoraría de la escena teatral pacense?

Es bastante difícil contestar. Lo único que puedo decir es que me quito el sombrero por toda la gente de Badajoz que se dedica a la cultura, que pelean día a día para que la cultura sigue adelante. 

¿Qué lugar de Badajoz le inspira personalmente?

Llevo tantísimos años viviendo en el Casco Antiguo que la parte que más me inspira es esta. La Alcazaba, la plaza Alta, todo lo que conlleva este espacio tan pequeñito, pero tan grande. Llevo casi 30 años viviendo aquí y cada día me inspira más el barrio. 

¿Cómo le gustaría que cambiara de la ciudad?

Como estoy enamorada del Casco Antiguo, pues digo que me encantaría que se le echara muchísima más cuenta a este barrio. Habría que estar un poco más pendientes de esta zona porque el que viene aquí al final es lo que visita. 

¿Un deseo para Badajoz?

Que avance más, que tiene muchas cosas conseguidas, pero se necesitan potenciar otras como recuperar la feria de día en el Casco Antiguo, que los carnavales vuelvan más a este barrio... Me encantaría que Badajoz fuera la ‘ciudad encendida’ todo el año. Deseo que la cultura no deje de moverse en la ciudad, es lo que da potencia a cualquier territorio. Tenemos grandes músicos, grandes poetas, grandes escritores, grandes directores, grandes actores, grandes bailarines. Hay un montón de gente que hace mucho por Badajoz.

EL TEST PACENSE

Lugar preferido de Badajoz: La plaza Alta.

Si Badajoz fuera un color... Rojo.

Dónde desayunar en Badajoz: En el bar Cachito. Aunque hay muchos sitios buenísimos para desayunar.

Un sabor que sea característico de la ciudad: Los churros de La Corchuela.

Un olor que le evoque siempre a Badajoz: El azahar.

Un sonido particular de la ciudad: Las campanas del Casco Antiguo.

Un recuerdo imborrable en las calles pacenses: La acogida desde el principio de mis amigos y familia de Badajoz.