Los Palomos 2024. Referentes | Zulema Fernández García Trans

«No quiero que celebre conmigo nadie que no me defendería mañana»

Zulema Fernández (1999, Badajoz) no quiere la etiqueta de ‘referente’. Con una transición a sus espaldas, no busca ser ejemplo aunque lo consigue involuntariamente. Este fin de semana será una de las DJs que pondrá música en Los Palomos

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S. GARCIA

Irene Rangel

Irene Rangel

Zulema, usted asegura no quiere ser ejemplo de nada.

No, no. No soy activista ni se cómo hacer las cosas mejor que nadie. 

Nació en la Margen Derecha. ¿Cómo ha sido su infancia y adolescencia en Badajoz? 

Badajoz es tolerante... depende de con quién. Tolerante ‘por categorías’ del movimiento LGBTI. Hay algunas que aún se escapan.

¿Por ejemplo? 

Personas no binarias, por ejemplo. O personas trans, como yo. La ciudad sigue siendo un pelín transfoba. Por lo demás, sí es tolerante. No somos un municipio en el que sea peligroso vivir pero tiene pequeñas pinceladas. Situaciones diarias.

¿Ha sentido transfobia?

A mí nunca me ha pasado nada en el entorno laboral, por ejemplo, pero sé que en Badajoz ha ocurrido. A eso me refiero. Cuando se enteran de que eres trans se piensan si te dan el puesto de trabajo o no. Hay que deconstruirse, yo misma lo estoy haciendo.

¿Cuándo y cómo supoque quería transicionar de hombre a mujer?

Yo me di cuenta -eso que dicen de darse cuenta, porque yo lo he sabido siempre- con 14 años. Me lo pensé bastante y el primer paso lo di con 16. Fue entonces cuando lo hablé con mis personas más cercanas.

¿A quién se lo contó?

La primera persona que lo supo fue la que por aquel entonces era mi mejor amiga. Mi madre se enteró cuando ya me quedaban solo un par de meses para empezar el tratamiento hormonal.

¿Cómo fue ese momento? No creo que sea sencillo para un adolescente enfrentarse a esa conversación. 

(Se ríe) Sabía que se lo tenía que contar. Tenía miedo de ver cómo lo aceptaba, pero todo fue bien. Mis formas tampoco fueron las mejores: le mandé un mensaje por Whatsapp y me fui a sacar al perro. Solo pensaba ‘en algún momento tienes que volver a casa’. Toda mi familia se lo tomó bien. 

¿Cómo supo que lo tenía claro siendo tan joven?

Eso se sabe. Hay gente que lo sabe con 15, con 14, más joven incluso. Es importante la madurez de uno, y claro que hay casos y casos. Yo soy partidaria de que pases por varias terapias antes y durante el tratamiento. Yo pasé por un psiquiatra, un forense... por cosas que a veces eran surrealistas, pero hablar con el psicólogo me aportó la estabilidad necesaria para el cambio que se me venía. No se puede estar inestable mental ni emocionalmente. 

Y fue entonces cuando puso en marcha la maquinaria. ¿Cuándo fue eso?

Mayo de 2018. Yo tenía ya 18 años. Triángulo Extremadura me informó de qué tenía que hacer porque no sabía ni por dónde empezar. También otras asociaciones. Por eso es importante que se dé visibilidad a personas trans que pueden servir de ejemplo. No a personas famosas: a gente de la calle, personas cotidianas, a las que tenemos al lado. Así, a las personas a las que les cueste hablar el tema, podrán hacerlo con alguien que ya lo ha vivido.

¿Cómo valora su decisión?

La mejor de mi vida. Ahora soy yo.

¿Y cómo recuerda su etapa anterior?

Bonita. No quiero olvidarla. La tengo ahí guardadita, como un buen recuerdo. Era otra vida.

¿Cuál ha sido su momento más feliz durante todo el proceso?

Han sido muchos. Uno de ellos, cuando pude dejar de fingir. Yo vengo de una familia matriarcal, mi referente son mi madre y mi hermana -mi padre se fue cuando yo tenía 14 años-. El ir de tiendas con ellas a mirar ropa interior fue importante. Y el día que mi madre dijo abiertamente que yo era su hija.

¿Cómo ocurrió?

Un conocido le dijo que qué mayor estaba su hija pequeña y ella dijo que no, que era la mayor. El hombre insistió en que ella tenía un niño y ella contestó: tenía. Si le preguntas, ella dice que ha tenido tres hijos.

¿Ha sido importante que su entorno le haya aceptado así?

Claro. Mi hermana, mi madre y yo somos pequeñas piezas de un mecanismo. Ahora puedo decir ‘ya somos tres’. Fue mi madre la que eligió mi nuevo nombre, Zulema. 

¿Se siente referente? 

No. Y esa responsabilidad no la quiero. Entiendo que pueda ser cabeza visible, pero nada más. Yo soy Zulema, soy DJ, pero nada más. Me quedaría grande la responsabilidad de ser un ejemplo a seguir para alguien. No sabría gestionarlo.

Va a ser DJ en Los Palomos. ¿Qué se puede esperar?

Quien se sube es La Villana, no Zulema. De La Villana se puede esperar cualquier género: no aguanto las caras largas. Habrá diversidad hasta en la música.

¿Feliz de ser parte de esta edición? 

Sí, lo que pasa es que creo que la gente tiene aún una idea un poquito equivocada. La gente te pregunta por la fiesta y no por el resto de iniciativas. Igual de importantes son las terapias de familia, la carrera de tacones o las pruebas de VIH. Hay que ir a la reivindicación: hemos avanzado mucho, sí, pero no me sirve para nada que vayas mucho y reivindiques si al día siguiente no te acuerdas de nosotros. Yo soy la primera que tira de humor y me meto conmigo misma, pero no quiero que celebre conmigo nadie que mañana no me defendería. Si me están partiendo la cara en una esquina, no pases de largo.