Tensión política

Génova espera una crisis en el PSOE tras la reflexión de Sánchez y el debate de su sucesión

La dirección nacional y algunos barones del PP consideran que esta vez “Sánchez ha ido muy lejos” porque “ha jugado con los suyos” y eso, dicen, en las organizaciones políticas suele tener consecuencias

Paloma Esteban

La sensación en el PP es que el último movimiento de Pedro Sánchez, a cuenta de su reflexión sobre si decidía dimitir, no es una más. En la dirección nacional y en distintas autonomías analizan los escenarios que han provocado una grieta sin precedentes. El presidente del Gobierno por primera vez abrió la puerta a dejar el cargo, convenció a su partido entero, incluidos los dirigentes más allegados y ministros clave del Ejecutivo, de que se planteaba abandonar. Y compareció el lunes, sin novedades de fondo, para decir que seguía. El susto -entre sus colaboradores y la oposición- se agrandó cuando decidió ir a Zarzuela. En ese momento llegaron a pensar que se marchaba.

Pero los populares -confirmada su continuidad- consideran que esta vez “Sánchez ha ido muy lejos” porque “ha jugado con los suyos” y eso, dicen, en las organizaciones políticas suele tener consecuencias

Barones del PP consultados por este diario insisten en que, a diferencia de otras veces, esta crisis “la ha abierto él solo”. Ni las presiones de los socios parlamentarios -que en otros momentos han provocado verdaderas tensiones como ocurrió en la primera votación de la ley de amnistía que Junts tumbó, en los decretos de principios de año o en la propia negociación de la investidura- ni tampoco la oposición. Aunque Sánchez alude a una “campaña de acoso” contra su familia, los populares aseguran que la “culpa” del “despropósito generado” la tiene su carta a la ciudadanía.

Y, precisamente, que haya sido su decisión y la posterior gestión de todas esas consecuencias -desapareciendo por completo cinco días y sin dar explicaciones a los dirigentes que más cerca están, desencadenando escenas como la del pasado sábado en Ferraz, con lágrimas y una sensación de abismo total para el PSOE- “hace muy difícil cerrar heridas”.

En el PP recuerdan las crisis internas que ellos han vivido. La más fuerte, la sustitución de Pablo Casado y la guerra de todos los meses anteriores con Isabel Díaz Ayuso. Un trance, dicen dirigentes territoriales de peso, que sin embargo tiene muy poco que ver con la “humillación” y el “engaño” que Sánchez “le ha hecho a los suyos” en opinión de los conservadores. 

“Nosotros vivimos un proceso muy doloroso. Pero era público cada día. Todos sabíamos lo que había. Tomamos decisiones difíciles, pero nadie se fue con la sensación de haber sido humillado de esa manera por el jefe”, reflexionan.

Además de las desconfianzas que para los populares se han tenido que instaurar -necesariamente- dentro del Partido Socialista y del Consejo de Ministros, en la formación de Alberto Núñez Feijóo también apuntan al “peligro” que tiene haber abierto el debate sucesorio aunque Sánchez diga ahora que pretende continuar como candidato cuando acabe esta legislatura. Así lo dijo en la Cadena SER el pasado martes por la mañana. Hacía sólo seis días que había anunciado una reflexión sobre si valía la pena continuar en la presidencia. Insistió en que necesitaba parar, hablarlo con su familia. Pero a los pocos días no solo confirmó su continuidad en la Moncloa, sino que ya tiene fuerzas para seguir más allá. 

Los conservadores, sin embargo, insisten en que una vez que ha puesto encima de la mesa la dimisión y tras el ‘shock’ del PSOE al ver que si se marchaba su líder se quedaban completamente descapitalizados, ahora es “inevitable” que ese debate -aunque sea entre bambalinas- se empiece a plantear con más fuerza que nunca. 

Un presidente autonómico con experiencia asegura que en los propios territorios la conversación sobre lo que vendría en el postsanchismo se abrió paso el fin de semana. En el PP no son ajenos a la idea extendida de que María Jesús Montero debía tomar las riendas si Sánchez se iba. A su nombre en el PP suman el de Pilar Alegría -siempre en tantas quinielas- e incluso el de Óscar Puente, que ha ganado tanta popularidad en el partido por su perfil combativo contra el PP.

Algunos dirigentes del PP incluyen ahora a Salvador Illa, que en su opinión cobrará una vital importancia tras las elecciones catalanas del 12 de mayo en las que todas las encuestas le sitúan como claro vencedor. Incluso sin conocer cuál será el desenlace de la gobernabilidad catalana -la gran patata caliente que Sánchez siempre tuvo encima tras recibir el apoyo de ERC y, sobre todo, de Junts- en el partido de Feijóo consideran que el dirigente del PSC puede pasar a tener una relevancia absoluta dentro de la organización. Y también señalan, así lo dicen las encuestas internas que manejan en Génova, la alta valoración que tiene entre sus votantes y entre los de otras opciones políticas. Recalcan también su buena relación con todo el socialismo histórico.

En la dirección nacional de Feijóo recalcan que hasta la carta de Sánchez este debate de la sucesión de los socialistas, de lo que vendrá después del presidente, era “impensable”. El cierre de filas estaba claro -como se escenificó el sábado con nombres normalmente situados en la disidencia como Emiliano García-Page- pero ahora la sensación es “que algo ha cambiado” y que ya es “para siempre”. Otro dirigente popular ironiza: “Estamos acostumbrados a que siempre sobrevuele el nombre de Ayuso y que nuestro líder nacional esté en cuestión, aunque sea de forma facticia. Pues igual eso cambia”.