Elecciones en Cataluña

Sánchez pide el voto a Illa para ganar a la “máquina del fango” de PP y Vox

Sara González

Euforia socialista en Sant Boi de Llobregat en el primer mitin de la campaña catalana en el que participa Pedro Sánchez. Tras deshojar la margarita durante cinco días y decidir que continúa siendo presidente, el líder del PSOE ha reemprendido su agenda dejando claro que no se va a echar atrás y que el combate contra la "máquina del fango" de PP y de Vox va a ser piedra angular de su proyecto a partir de ahora y palanca electoral. Una estrategia aún por definir con propuestas concretas, pero en la que ha enrolado directamente a Salvador Illa y el voto al PSC para convertirlo en el próximo 'president' de la Generalitat.

"Ganemos al fango con los votos a Salvador Illa", se ha desgañitado ante un pabellón que ha reventado su aforo con 3.000 asistentes, según la organización, un millar de ellos en la calle siguiéndolo por pantalla. A todos ellos los ha encomendado a luchar "contra los poderosos" liderados por Alberto Núñez Feijóo y Santiago Abascal, y con José María Aznar como "ideólogo", a los que acusa de "no acatar" el resultado de las urnas del pasado 23 de julio e intentar maniobrar con "bulos, desinformación y mentiras" por la vía de sus 'pseudomedios' y los tribunales.

Contra los "poderosos"

"La democracia no es territorio de los poderosos, es la palanca para la gente humilde", ha exclamado. "¡Sí se puede!", ha respondido un público entregado a la denuncia del presidente al "acoso" sufrido por su familia por parte de la ultraderecha. Un lema asociado años atrás a la efervescencia de la traducción política del 15-M de la mano del Podemos de Pablo Iglesias. Sánchez no se ha quedado aquí. Ha engrandecido la sombra de esa "máquina del fango" advirtiendo de que no es solo una cosa que le afecte a él, sino que hay "otros políticos de izquierdas" y también sindicalistas que han sufrido "ataques" similares.

No ha mencionado directamente a los independentistas entre los afectados, tampoco ha pronunciado esta vez la palabra 'lawfare', que algunos dirigentes socialistas acogen con recelo. Sin embargo, sí que ha argumentado que si la derecha y la extrema derecha han iniciado una cruzada contra su Gobierno es por las políticas que ha llevado a cabo en materia económica y social en contraposición a los recortes y por su apuesta por devolver "la paz social" en Catalunya. Es decir, por la amnistía a los líderes del 'procés'. "Siempre hay crispación cuando la derecha está en la oposición", ha sentenciado.

Del asalto al Capitolio a Milei

Sánchez se ha reafirmado de principio a fin en la carta que le llevó, hace justo una semana, a hacer un paréntesis que tuvo en vilo a todo el país y que sacudió de arriba a abajo la contienda electoral en Catalunya. Ha defendido que era necesario hacerlo y señalado los riesgos de esta deriva que, a su juicio, capitanean PP y Vox: desde el asalto al Capitolio alentado por Donald Trump al derribo de Lula da Silva o, en referencia a Milei, lo que ha pasado en Argentina "con el de la motosierra". Ha ahondado también en el listado de agravios de los últimos meses, entre ellos, el que "'te vote Txapote'", las acusaciones de ser un "okupa" de la Moncloa o los llamamientos a derrotar al 'sanchismo'. "Había que ir contra el PSOE por todos los medios; y perdieron", ha resumido envalentonado.

Con estos mimbres, el presidente del Gobierno ha arengado a la militancia del PSC en plena contrarreloj para catapultar a Illa y vuelva a operar un tándem socialista en la Generalitat y en la Moncloa tras más de una década de 'procés'. Catalunya es, en estos momentos, el bastión territorial más importante para Sánchez, donde encuentra un mayor arropo y clave para la continuidad de la legislatura española una vez que haya que encarar los pactos tras el 12 de mayo. "Mi deuda con Catalunya y el PSC es eterna", ha admitido.

El "sueño" de España

A su vez, para el líder catalán, que promete más autogobierno y una nueva financiación, es crucial que Sánchez siga como jefe de la Moncloa. "Yo no pido el voto para ser la pesadilla del resto de España, sino para que Catalunya sea el sueño de España y de Europa", ha proclamado un Salvador Illa que ha agradecido a Sánchez que se la "haya jugado" apostando por la desjudicialización para "normalizar la convivencia" en Catalunya. En las elecciones catalanas, ha insistido, no se escoge "quién pondrá las cosas difíciles en Madrid", sino quién gobernará Catalunya en los próximos cuatro años. Y para ello, el líder del PSC ya ha dejado claro que está dispuesto a hablar hasta con Carles Puigdemont si hace falta.

Los socialistas buscan galvanizar el voto de la izquierda de la mano de Sánchez, arrancar el apoyo que en Catalunya obtuvieron en las generales combinando el argumentario estatalizado con el de la "estabilidad" que promete Illa tras una década de 'procés'. El objetivo, insiste día sí y otro también el candidato del PSC, es unir y dejar de "dividir". Y para ello ha puesto como ejemplo la comarca del Baix Llobregat, de "los Estopa, Rosalía y Évole", también de José Montilla y Josep Tarradellas. Como ellos, y aunque sea de la Roca del Vallès, Illa quiere ser presidente y Sánchez necesita que lo sea.