Opinión | el embarcadero

Avances en derechos

A pesar de las discrepancias entre los socios de gobierno y de la oposición de parte del movimiento feminista, la conocida como «ley trans» fue aprobada de manera definitiva el pasado 16 de febrero en el Congreso junto a otra de las grandes reformas de esta legislatura: la ley del aborto. Una de las claves de esta nueva legislación es que reconoce la voluntad de la persona como único requisito para cambiar de sexo en el registro a partir de los 16 años, sin necesidad de informes médicos u hormonación. A la despatologización de la transexualidad y a la autodeterminación de género se suma la prohibición de las terapias de conversión destinadas a modificar la orientación o la identidad sexual o la expresión de género, en una ley que ha sido objeto de felicitaciones por parte de expertas y expertos independientes de la ONU. Muy al contrario de lo que se escucha, hubo un proceso parlamentario reflexivo y participativo hasta su aprobación, en el que se contó con el asesoramiento de especialistas, y responde a una necesidad: la de dar respuestas a un colectivo que ha sido históricamente marginado, discriminado, humillado y vejado: el de las personas trans. Y, en la medida de lo posible, el Estado tienen la obligación de revertir esa situación. Sin duda es este un tema complejo, con implicaciones éticas y genera controversias aunque considero que, por encima de todo ello, se ha de poner el foco en los avances en derechos y en aliviar a quienes son trans de obstáculos arbitrarios, humillaciones y más daños. ¿De verdad alguien se cree que la gente se va a cambiar de sexo porque sí, por mero capricho o interés banal? Esas personas lo tienen más claro de lo que creemos, incluso menores, ¿quiénes somos nosotros para impedírselo bajo pretextos como un supuesto borrado de mujeres? Como en muchas ocasiones, el cine nos ayuda a entender estas realidades y así acontece con ‘20.000 especies de abejas’, el primer largometraje de la realizadora vasca Estibaliz Urresola, que compite actualmente por el Oso de Oro a la mejor película en la Berlinale. Por tanto, bienvenidas sean leyes como esta, que dignifican la diversidad sexual, protegen a minorías, ensanchan derechos y que van a hacer más feliz a gente que quiere transicionar, hacia una vida más decente y plena, con menos dificultades, obstáculos y discriminaciones. ¿Quién no puede aceptar estos planteamientos?