Opinión | en positivo

Toldos y árboles

Todos los años, cuando más aprieta el verano, me veo obligado a insistir en la necesidad que tiene la ciudad de Badajoz de conseguir rebajar las altas temperaturas en sus calles con sombras de toldos y árboles, entre otras medidas también habituales en estas tierras del Sur. Al igual que los fuegos de verano se apagan con medidas preventivas en invierno, las altas temperaturas de julio y agosto se combaten también con medidas urbanísticas refrescantes. La última vez que escribí una columna sobre este tema fue el 11 de agosto del 2022, en plena ola de calor de las que últimamente frecuentamos. Entonces denominé la columna Árboles y Toldos y hoy vuelvo con el mismo tema cambiando el orden, aunque diga lo mismo y empiece por el toldo, porque ya no se como decirlo y si a alguien puede servirle ahora que estamos en épocas de proponer y prometer, bienvenido sea. En esta ocasión lo digo en primavera, pues acaba de llegar el sol con los días largos y ya nos está avisando que viene el verano. Todos sabemos que en Badajoz el otoño afortunadamente se expande convirtiéndose en una época extraordinaria, pero el invierno y la primavera cada vez se hacen más pequeñas. En cuanto nos descuidemos entran los calores y aunque tengamos días de alivio, no nos dejará hasta octubre. Los que somos de aquí sabemos que no es ninguna novedad, que no ha hecho falta el cambio climático, ni la desertificación ni el estrés hídrico. Como dice un buen amigo, aquí pasamos del calor a la caló y de los calores a las calores sin darnos cuentas. Si hace calor en medio de la dehesa, en las ciudades sin sombras de árboles y toldos, con amplias avenidas y plazas cada vez mas despejadas, con el asfalto convirtiéndose en radiadores y las máquinas de aire acondicionado expulsando fuego, el calor se dispara en las ciudades convirtiéndolas en lo que ahora denominan los expertos “islas de calor”. Estos días, el Sol nos está permitido disfrutar de una buena Semana Santa, bien celebrando las manifestaciones religiosas y culturales en las ciudades o huyendo a las playas y campos para tomar tono. Estos días agradecemos y buscamos el sol. Pero ahora tenemos también que recordad que pronto será un suplicio. No hay que inventar nada. Las soluciones existen; árboles, toldos, fuentes con agua, colores claros en fachadas y otras medidas más que conocidas desde hace mucho tiempo y últimamente aire acondicionado en interiores y difusores de gotas refrescantes en espacios abiertos. Desde 1860 existen toldos en la calle San Juan, aunque ahora a algunos le extrañe o les molesten. Pero de ese tema hablaremos otro día.