La piedra discreta

Pretendía ser un discreto homenaje dedicado a una persona que discretamente dedicó tiempo y esfuerzos -de manera voluntaria y altruista- a defender el patrimonio de su ciudad y dar a conocer su historia. Tan discreto ha sido el homenaje, que se fraguó en mayo y hasta octubre no se ha sabido. Lo han sabido quienes han puesto el grito en el cielo por una iniciativa que, dicen, atenta contra el patrimonio histórico de Badajoz, ese mismo que el homenajeado defendía. Parecería una contradicción. No lo es.

Cuando el grupo municipal socialista denunció que en la obra de restauración de la brecha de la muralla en el baluarte de San Roque, dentro del proyecto del corredor verde, el ayuntamiento había autorizado colocar una piedra con unas iniciales talladas, el PSOE no desveló a qué se referían las letras. Las iniciales JMBS corresponden a José Manuel Bueno Sánchez, que fue presidente de la Asociación Cívica Ciudad de Badajoz. Falleció en abril del año pasado, tras una enfermedad que llevó de manera tan discreta como el homenaje que han querido hacerle unos amigos, compañeros de la asociación. Tras la denuncia, varios días ha tardado el equipo de gobierno municipal en explicar lo sucedido. Los retrasos son caldo de cultivo de especulaciones. Según la portavoz del PP,Gema Cortés, quienes tuvieron la idea de dedicar una piedra tallada a quien fuera presidente de la Cívica se pusieron en contacto con el concejal de Gabinete de Proyectos, Jaime Mejías (ya no está en el ayuntamiento), quien, a su vez, se lo trasladó al alcalde, Ignacio Gragera (ya lo era en aquel momento, antes de las elecciones municipales de mayo) y éste, a la arquitecta municipal, Begoña Galeano. Entre todos llegaron a la conclusión de que podía ser un homenaje «bonito» labrar una piedra con las iniciales de la persona que tanto luchó por despejar las murallas en este enclave y por que saliese adelante el proyecto del corredor verde: sus iniciales como si fueran las marcas del cantero, que en la antigüedad eran las firmas talladas por quienes trabajaban las piedras.

La piedra tallada con las iniciales JMBS se ha colocado a tal altura que es difícil localizarla si se desconoce su ubicación exacta. Discretamente. Pero alguien dio la voz de alarma y se armó la marimorena. La marimorena a la enésima potencia gracias a las redes sociales. Los defensores del patrimonio histórico se rasgaron las vestiduras enarbolando las leyes que lo protegen, a pesar de que la grabación no se ha tallado en una parte original de la muralla sino en un tramo reconstruido. La piedra discreta forma parte del cierre de una de las brechas abiertas en los años sesenta y setenta en pro del desarrollo urbano de Badajoz. El muro donde se encuentra la polémica piedra es de nueva factura y no tiene por qué copiar con exactitud lo que antes había. De hecho, la puerta peatonal abierta ahora es inventada. ¿Cómo puede alguien fustigarse por unas discretas iniciales en una construcción actual ni comparar siquiera esta iniciativa con los grafitis con los que los gamberros vandalizan los monumentos de la ciudad? Una ciudad que se está dejando caer las ermitas del Rosario y de la Consolación en el interior de la Alcazaba y que consiente que durante meses los materiales de obra empleados en los proyectos de plataforma única se apoyen y oculten la muralla. Menos mal que son unas iniciales en recuerdo de alguien a quien por unanimidad su ayuntamiento ha decidido dedicarle una calle. Merecida. Menos mal que es una discreta piedra tallada con mimo y no la figura de un astronauta o el escudo del Atlétic de Bilbao. Ojalá, como ocurre en Salamanca o en Trujillo, este amable ‘gazapo’ en la muralla de Badajoz sirva de reclamo para los visitantes, si es que finalmente las iniciales se mantienen en el sitio para el que fueron talladas, discretamente.