Opinión | LA ATALAYA

El Duque (IX)

Uno de los aspectos más relevantes de la acuarela de Baldi es la información que añade, como ya indiqué, a nuestro conocimiento de los sucesivos anillos defensivos de Badajoz, antes, por lo menos, de edificarse el cinturón abaluartado. El caserío aparece extendido sobre el costado sudoccidental del cerro de la Muela, resguardado por un amplio recinto, poco edificado, claramente visible. Y, en segundo plano, por otro del que apenas podemos atisbar algunos lienzos y lo que aparentan ser varias torres cuadrangulares; algunas con cubierta a dos aguas. Seguramente habían dejado de cumplir su función primigenia desde hacía mucho tiempo y estaban convertidas en viviendas. En mi opinión, podría tratarse de la muralla exterior de la ciudad árabe, pero no es fácil atribuirle una fecha concreta. Me inclinaría, puestos a hacerlo, por finales del XII o muy comienzos del XIII, pero no me atrevo a más. La presencia de unacerca defensiva en torno al primitivo casco urbano está sobradamente atestiguada por las fuentes escritas árabes como para dudar de su existencia. Sin embargo, su desaparición -al menos en superficie- y la pervivencia de la acrópolis/alcazaba ha hecho que los pocos estudios técnicos relacionados con la ciudad hayan tendido a focalizarse allí. Pero, de hecho, las descripciones conservadas suelen referirse con más detalle a las defensas de la plaza que a las de la propia ciudadela. Un ejemplo destacado es la de Magalotti, aunque en el momento de la visita de Cosme de Medici a nuestra ciudad no debía quedar nada o muy poco de las medievales. 

Solo Rodrigo Dosma -siglo XVI- dejó entrever entre la farragosa hojarasca de su discurso la estructura de partes de ella e incluso llegó a constatar -sin estar clara la certeza de su testimonio- la evidencia de un foso ciñendo el casco urbano en los sectores no bordeados directamente por el río Guadiana o por su afluente, el irregular Rivillas. Restan por aclarar los lugares o puntos aproximados por los que se desarrollaba el muro exterior, aspecto dificultoso debido a la falta -cambiante- de evidencias tangibles. Quiero decir arqueológicas de fiar. Si no se publican las intervenciones de urgencia, ni se razonan, vamos mal.