Opinión | El Embarcadero

La historia por contar

Se ha marchado para siempre una de las grandes maestras del periodismo: Victoria Prego

Se ha marchado para siempre una de las grandes maestras del periodismo: Victoria Prego. Falleció el pasado miércoles y hoy viernes, que se conmemora casualmente el Día Mundial de la Libertad de Prensa, merece la pena aún más resaltar su trayectoria. Para muchas personas, su voz está asociada a una serie documental mítica de TVE: ‘La transición’. Durante sus trece capítulos, Prego era la narradora que nos iba relatando las vicisitudes de nuestro país, desde las postrimerías del franquismo (con el atentado de Carrero Blanco a manos de ETA en diciembre de 1973) hasta las primeras elecciones democráticas, en junio de 1977. Este documento audiovisual emitido en la televisión pública por primera vez en la década de los noventa no solo no ha perdido vigencia sino que es un recurso imprescindible para adentrarse en una etapa histórica decisiva, cuyos efectos llegan hasta el presente. De hecho, es un material que sirve para que quienes impartimos Historia de España en 2º de Bachillerato podamos dar a conocer entre nuestro alumnado unos años cruciales de manera algo más amena. Junto a la serie de Prego, encontramos otro símbolo: ‘El abrazo’, del pintor Juan Genovés, para quien lo artístico era político y así lo representó en un abrazo que miraba al futuro con optimismo. Sobre la Transición se ha dicho tanto, y queda mucho por investigar, pero en lo que todos, creo, coincidimos es que ni fue tan modélica ni tan sombría. 

Nadie duda que fueron «años de plomo», con violencia política de diferentes actores, pero también fueron tiempos para el encuentro, el diálogo, los acuerdos y el consenso, con la oscuridad de una dictadura que había oprimido a gran parte de la población y un búnker franquista que no estaba dispuesto a ceder nada. Sin embargo, considero que, más que las luces y sombras de este periodo, no podemos otorgar solo un papel destacado a figuras concretas, que ya sabemos quiénes son y no voy a repetir. Se trata, por ende, de visibilizar esa otra historia que no aparece en los manuales: la de las manifestaciones, huelgas, reivindicaciones de obreros, presos, estudiantes, mujeres, personas LGTBI, cristianos de base…, entre otros grupos. Los lugares de interés no solo estaban en Moncloa, Zarzuela o el Palacio de las Cortes; queremos entender más la sociedad civil del momento, por ejemplo, las luchas vecinales que consiguieron dignificar barrios y ciudades de toda la geografía española. Forma parte de esa historia que queda por contar.