«por todos los que murieron por defender sus ideales»

En la memoria, 87 años más tarde

El cementerio San Juan Bautista acogió dos actos homenaje a las personas represaliadas por el franquismo en Badajoz

La familia de Salvador del Amo recibió un ramo de flores

Un centenar de personas acudió a los homenajes en el cementerio viejo.

Un centenar de personas acudió a los homenajes en el cementerio viejo. / Andrés Rodríguez

Irene Rangel

Irene Rangel

‘Pedro Fernández de Jesús. Jornalero oliventino. Asesinado el 25/08/1936. Tu familia no te olvida, ¡no pasarán!»’. Esta nota colgaba de siete flores rojas, amarillas y moradas. Era uno de las decenas de ramilletes que hoy descansaban sobre el monumento levantado en 1986 en el cementerio viejo que acoge una fosa común con 2.000 víctimas de la Guerra Civil.

Desde las 10.00 horas de la mañana, el camposanto se abría a aquellas personas que «vienen a honrar la memoria de todos los que murieron por defender sus ideales», decía un jóven, megáfono en mano. Fueron dos los homenajes que se rindieron. 

Flores en las que se podía leer una nota.

Flores en las que se podía leer una nota. / Andrés Rodríguez

En el primero, organizado por la plataforma Agosto Antifascista, la ofrenda floral estuvo acompañada de la lectura de un manifiesto y un ‘micro abierto’. Una treintena de personas dejaron claveles rojos sobre el monumento donde también había grandes pancartas donde se podía leer ‘Ni olvido, ni perdón’. Al término de este homenaje, los miembros de la plataforma colgaron dos pancartas en los muros exteriores del cementerio, «esos que sirven para tapar los agujeros de bala que quitaron porque, aparentemente, molestaban», dijeron. Los actos acaecidos en Badajoz en agosto del 36 marcaron la pauta de los discursos pero también hubo palabras de recuerdo a las mujeres represaliadas por el franquismo, «que solo servían para parir».

Precisamente una muje fue también protagonista en el acto organizado por el PSOE de Badajoz. En el ya tradicional homenaje socialista nunca había hablado una mujer, como aseguró el secretario provincial del partido, Rafael Lemus. La ex-concejala Rita Ortega fue la encargada de arreglar esa situación con un discurso en el que quiso transmitir a los jóvenes un testimonio vivido en primera persona «para que nunca se den por hecho los derechos que tenemos hoy».

Rita Ortega pronunciando su discurso.

Rita Ortega pronunciando su discurso. / Andrés Rodríguez

Ortega contó cómo fue detenida en 1971 «por hacer algo tan peligroso como repartir octavillas hechas a mano donde se pedía libertad». Tras 16 días en un calabozo, «ir a la cárcel nos parecía bueno: allí al menos podíamos hablar y ver la luz del sol. Al salir de nuevo a la calle, dos meses después, el mundo parecía más bonito aunque todo seguía igual». 

Ortega continuó su discurso rememorando cómo la segunda vez que la detuvieron estaba embarazada de seis meses. Fue eun 1974. «Nos trataron de otra manera, se notaba que la cosa ya era distinta» y alertó, algo en lo que coincidió con sus compañeros Lemus y Ricardo Cabezas, también presente en el acto, sobre «el peligro que supone que el partido heredero» del franquismo «entre en los organismos de gobierno de la mano del PP. Yo, y ha sido la primera vez que me pasa, he tenido miedo en estas últimas elecciones».

Salvador de Amo nieto recibe un ramo de flores.

Salvador de Amo nieto recibe un ramo de flores. / Andrés Rodríguez

Cabezas puso en el centro de su discurso a Salvador del Amo. Su final, dijo, debería ser el de todas las personas que fueron arrancadas de sus familias por sus ideas. La familia de la víctima recogió un ramo de flores de la mano de la concejala Nuria Cabanillas.

Los socialistas depositaron flores también en los nichos de Pedro Rubio Heredia y de los alcaldes Sinforiano Madroñero y Eladio López Alegría. «Nunca es tarde para unirse a la causa contra el fascismo», concluyó Lemus.

Las pancartas de la plataforma Agosto Antifascista en los muros del cementerio viejo.

Las pancartas de la plataforma Agosto Antifascista en los muros del cementerio viejo. / Andrés Rodríguez