Cotidianeidades

La galería de Miguel Ángel Gartzía, aquel chaval hippy que vendía pulseras de cuero en San Francisco

La sala Arte Joven, en honor a la revista editada en Madrid vinculada al modernismo y cuyo director artístico fue Picasso, está abierta en Badajoz

Miguel Ángel Gartzía, propietario de la Galería Arte Joven de Badajoz.

Miguel Ángel Gartzía, propietario de la Galería Arte Joven de Badajoz. / DAM

Diego Algaba Mansilla

Diego Algaba Mansilla

La sala Arte Joven se llama así en honor a la revista editada en Madrid vinculada al modernismo y cuyo director artístico fue Picasso. En Badajoz la sala Arte Joven está situada al final de la calle San Isidro haciendo esquina con la autovía. Antes fue una clínica médica cuando la autovía tenía menos tráfico, y los peatones cruzaban atravesando la mediana sin desplazarse hasta los semáforos. Enfrente estaba el pub Wellington y al lado la discoteca Fashion de la que podemos hablar otro día junto con los concursos de baile que se pusieron de moda con el programa musical Aplauso, que dirigía José Luis Fradejas. 

También podemos hablar de cómo se formaban las parejas antes de existir Tinder, cuerpo a cuerpo con las canciones que se conocían como «las lentas». Esto, que queda alejado en el tiempo y los lectores más jóvenes no saben de qué estoy hablando, a los de mi generación nos parece que fue ayer, el tiempo ha pasado demasiado rápido. La discoteca Fashion era de Carlos Uriarte que fue presidente del Badajoz, hoy es una academia de matemáticas. A continuación estaba y sigue estando el colegio de los Maristas que ahora se llama, además de Maristas, Nuestra Señora del Carmen. 

Pero crucemos otra vez la autovía, ahora por el semáforo, para regresar a la galería Arte Joven. Una sala donde se hacen exposiciones desde el año 98. Miguel Ángel Gartzía es su propietario Miguel Ángel nació en Bilbao, cayó por aquí por motivos laborales, luego se quedó definitivamente por amor. Fue hippy como otros muchos, rebelde y contestatario, como se tiene que ser cuando se es joven. Ahora está surgiendo de nuevo un movimiento entre los universitarios de todo el mundo que protestan por la guerra. Miguel Ángel estudió Magisterio y fue uno de los primeros en montar un puesto callejero en San Francisco, donde vendía pulseras de cuero, anillos, y objetos de adornos hechos a mano, unos puestos que surgieron de forma espontánea por Navidad y que fue el inicio de lo que hoy es el mercado navideño. En aquella época los vendedores colocaban una manta en el suelo o hacían una mesa con unas tablas para colocar su producto que elaboraban a la vista de todo el mundo. Ponían también unas barras de sándalo e incienso que daban un poco de luz, color y calor a unos jóvenes que se ganaban unos euros, por entonces pesetas, seguramente con la oposición de sus padres y el rechazo de mucha gente mayor que les miraban con desprecio. 

Ellos fueron los pioneros, que dieron paso a todo lo que vino después, convirtiendo actualmente San Francisco en una fiesta del comercio durante todas las navidades. Miguel Angel se inició en el arte callejero y terminó siendo propietario de una Galería de barrio donde han expuesto la mayoría de artistas pacenses, muchos portugueses y algunos de otras nacionalidades. Por su sala han pasado, entre otros, pintores como Ramón de Arcos, artistas jóvenes como Adrián Rolo, bohemios como Tatán, en escultura José Luis Hinchado y Juan Gamino, en fotografía Mon Montoya, Lorenzo Lumeras. 

La sala de exposiciones de Arte Joven es un local pequeño, acogedor, entrañable. Un espacio creado por aquel chaval hippy de pelo largo, que vendía pulseras en Navidad y que hoy es un entendido en arte, un enamorado de un oficio que maneja con profesionalidad. Él, también su mujer Carmen, son unos excelentes anfitriones que hacen sentir a los que hemos tenido la experiencia de exponer en su local como si estuviéramos en nuestra casa. 

Los primeros viernes de cada mes se inaugura una exposición nueva. Tiene una lista de espera de más de un año. Todos los meses de Julio, organiza una exposición colectiva con sus artistas más cercanos en la que tengo la suerte de participar, también prepara otra colectiva en Navidad casi con los mismos autores y donde parte de las ventas están destinadas al banco de alimentos. Vivir del arte es el sueño del artista, pero es difícil y más en una ciudad pequeña donde no se consume arte porque hay otras necesidades más básicas que resolver. 

La mayoría de artistas tienen que dedicarse a otros oficios más prosaicos. Muchos son funcionarios, profesores, ingenieros, arquitectos. Trabajadores de otros oficios, donde consumen tiempo y energía, luego por la tarde se quitan el traje de oficinista, para olvidarse de las clases, las explicaciones en la pizarra, las estadísticas, los programas informáticos, las rencillas con el jefe y transformarse, alejar la mente de una rutina asfixiante y crear, inventar imágenes, buscar sentimientos en la luz, sensaciones en el color, impactos en las formas, sorpresas en el trazo. 

Trabajar mucho aunque luego el beneficio sea poco, para vivir está el trabajo de la mañana. Vender un cuadro, una figura o una fotografía no es fácil. Se dedica tiempo a pensarla, elaborarla, estudiarla, no tiene horarios ni días de fiesta. La mayoría de artistas realizan sus trabajos para ellos. Uno pinta lo que le gusta, fotografía lo que quiere, escribe lo que le da la gana y luego si otros consideran que es bueno lo adquieren, es un oficio en el que no se piensa en el comprador sino en uno mismo. No solo el creador tiene dificultades para vivir de su obra, también el galerista, Miguel Ángel se dedica a la marquetería. 

En el interior de la sala tiene un pequeño taller donde enmarca y prepara con gran maestría cuadros. Es hipnotizante ver como, corta el paspartú con la medida y el tono que le viene bien a cada obra, coloca los marcos, lija las impurezas, tapa los defectos en una mesa alta de un cuarto lleno de cuadros, fotos y escultura. Un cuarto donde se huele el arte como se olía el sándalo del puesto de San Francisco cuando tenía el pelo largo y la cabeza burbujeante de ideas.