El cante flamenco, ‘Puro Juego’ para Pedro Ramos Bazaga

El pacense Pedro Ramos Bazaga ha encontrado su nicho en el flamenco con tan solo 11 años de edad. Este 2024, el joven artista debuta en solitario en un espectáculo cuyo cartel lo completan artistas como Esther Merino

El cante flamenco, ‘Puro Juego’ para Pedro Ramos Bazaga

S. GARCIA

Claudia Goyeneche

Claudia Goyeneche

Pedro Ramos Bazaga recuerda que desde «muy chico» ya cantaba flamenco. No solo siente pasión por este género debido a su rico linaje cultural (al ser nieto del guitarrista Paco Bazaga), sino que ha encontrado en la música un nicho donde asentarse. 

A los ocho años, Pedro comenzó sus clases con su actual profesor de cante, el cantaor Francisco Escudero, mejor conocido como 'El Perrete'. Ahora, tres años después, está listo para su debut en el mundo del flamenco.

El próximo domingo 26 de mayo a las 18.00 horas, la sala OffCultura de Badajoz acoge ‘Puro Juego’. Como su nombre indica, es un espectáculo de flamenco clásico visto desde los ojos de un niño de 11 años, en este caso, de Pedro Ramos Bazaga. 

En su debut subiendo por primera vez a cantar en solitario a un escenario, le acompañarán artistas como su maestro, El Perrete, y la ganadora de la Lámpara Minera de 2022, Esther Merino. Al piano le acompañará Pedro Monty, en la percusión estará Josué Porrina y a la guitarra José Ángel Castilla. Las entradas al espectáculo, con un aforo de en torno a 150 personas, están ya agotadas

«Desde la barriga yo le cantaba a su madre para que no le diera más patadas», relata 'El Perrete' sobre Pedro, con quien mantiene una gran relación desde que era solo un bebé. Poco a poco, Pedro fue tomando cada vez más en serio su faceta como artista flamenco. El talento, la vocación y la actitud del niño por el mundo del flamenco no es solo «poco inusual», como explicó 'El Perrete'. El privilegio que sostiene Pedro, a demás de su voz, es la capacidad de trabajar bajo presión. «Sus cantes los puede tener otro chaval de su edad. La manera de aguantar la presión en el escenario y además teniendo claro el camino a seguir es lo complicado de ver», manifiesta 'El Perrete'.

Pedro se levanta, come, piensa y se duerme cantando. La seguiriya es el palo que más le gusta interpretar. El segundo, el taranto, y el tercero, el fandango. Este tipo de cantes no son los más conocidos y representados del flamenco y eso hace que Pedro sea un cantaor de lo más inusual. «Un niño te canta por bulerías, sevillanas y rumbas. Sin embargo, él siente todos los palos, incluso los que no ejecuta cualquiera, ni niños ni mayores», resalta 'El Perrete'.

Gregorio Ramos, el padre de Pedro, vive con emoción la trayectoria de su hijo. Sus padres comparten también la afición por el flamenco. El camino, como relata, se lo tiene «que marcar él mismo». Aun así, todavía en pañales en el mundo del cante, a Pedro, según su padre: «Le queda todo. Un gran camino por estudiar y aprender de este género. Ahora es un niño, pero el día de mañana puede ser que se canse y si es así, ya está. Mientras esté contento y se lo pase bien, es como el nombre de su espectáculo: ‘Puro Juego’».

Cantaor y científico

«Astronomía o biología». Pedro quiere ser cantaor, pero también ser científico. Actualmente, combina sus estudios en el colegio con los de cante en la escuela de 'El Perrete'. Las condiciones obligatorias de la escuela de cante para poder acudir es mantener un buen expediente académico. Especialmente, debido a que «el flamenco ha cambiado y no solo vale con cantar. Es un mundo difícil y versátil». 

Entre sus influencias artísticas están Camarón, El Porrina, El Torta o la Paquera, entre otros. Aunque ya ha actuado en lugares como la plaza Alta de Badajoz, la emoción de Pedro ante su debut en solitario no es por el espacio; es por la envergadura del espectáculo donde comparte cartel con artistas de la talla de Esther Merino. «He cantado con 'El Perrete' en peñas, pero nunca he compartido cartel con cantaores así», cuenta Pedro. 

La meta de futuro para el joven artista es poder vivir del flamenco. En el camino, por supuesto, «ganar la lámpara» viene implícito.