Fútbol | Fernando Valbuena Expresidente del CD Badajoz

«Los socios renunciaron a ser dueños del destino del Badajoz»

Fernando Valbuena.

Fernando Valbuena. / SANTIAGO GARCIA

Luis Rollano

Luis Rollano

Cuando le preguntan si aún sigue la actualidad del Club Deportivo Badajoz, Fernando Valbuena Arbaiza (Baracaldo, 1964), responde de una manera enigmática: «Hace tiempo que lo veo todo en blanco y negro». Abogado de profesión, fue el presidente blanquinegro en los dos primeros años de la refundación, entre 2012 y 2014, en Primera Regional y Regional Preferente, logrando dos ascensos consecutivos y dejando el cargo con el equipo en Tercera División tras la desaparición. En la actualidad es colaborador de este periódico y a veces su pluma desliza renglones con el club del Nuevo Vivero como protagonista. En esta entrevista responde a varias cuestiones del pasado, presente y futuro de la entidad blanquinegra.

¿Le preocupa lo que está sucediendo en el Nuevo Vivero? 

Enormemente. 

En un artículo redactado a este mismo medio se muestra crítico con todo lo sucedido en los últimos tiempos en el Badajoz y el Extremadura. ¿Por qué no cree en este modelo de gestión de clubs? 

No creo porque creo en el fútbol. Lo otro no es fútbol. Es algo que se le parece, pero solo por fuera. Por dentro es solo metal canalla. Cada uno defiende lo suyo. Se pierde la magia. Y, para más inri, con el escudo como tapadera.

En esa misma publicación pone de ejemplo a clubs como Baracaldo, Eibar o Amorebieta. ¿Cree que en Extremadura puede darse este modelo de gestión con éxito, sabiendo que el tejido empresarial y los apoyos son mucho menores que el norte?

Sí, por supuesto. El éxito es salir a competir alegremente, sin miedo ni mentiras. Sin las zozobras que ahora nos atenazan. Sea cual sea la categoría. Sé que el éxito para la mayoría es otra cosa. Pero así me lo enseñaron de niño y, a estas alturas, no creo que pueda, ni quiera, cambiar de bandera.

«Antes de morir me gustaría ver a mis dos equipos, el Badajoz y el Baraka, en Primera»

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Si el club tiene ahora mismo este modelo, es porque así lo ha votado su afición por amplia mayoría. ¿Considera que el club, aún así, no ha estado abierto a su afición?

Hubo un momento en que las decisiones de la afición eran soberanas. Y la propia afición quiso que dejaran de serlo. Todo ajustado a derecho. Ahora la afición es una mera comparsa con un único derecho: la pataleta. Y lo está ejerciendo.

¿Usted como presidente habría hecho esa consulta a los socios? 

Sí, por supuesto. Y estoy seguro que así lo habría exigido mi Junta Directiva. Yo defendía, y defiendo, el derecho a decidir de los socios sobre la vida del club. Aunque no me gusten sus decisiones. Un derecho, por cierto, que ya no tienen. Los socios del Badajoz dejaron de ser dueños del destino de su club. ¿A cambio de qué? ¿Cuántos ascensos le debemos a Parra? 

¿Prefiere que el club tenga unas aspiraciones más modestas y no depender de ese ‘amo’ del que usted habla? 

Las aspiraciones nunca deben ser modestas. Ni siquiera en casa del modesto. Las aspiraciones son la esencia del fútbol. Los límites los ponen los amos. 

¿Renuncia pues al sueño de volverle a ver en Segunda o incluso en Primera?

No, nunca. Antes de morir me gustaría ver a mis dos equipos, el Badajoz y el Baraka, en Primera.

Ha habido casos muy exitosos de gestión con un inversor al frente (Getafe, Villarreal o Leganés) ¿No cree que el Badajoz puede repetir esos éxitos? 

Sí, sin duda. Pero la experiencia nos demuestra que son la excepción, que lo habitual es lo contrario, que los amos nos roben la paz y, en casos extremos, hasta la vida. Y eso no. Nunca más. 

«Con Parra no quise ni una foto, me limité a comprar las acciones que me correspondían»

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Precisamente a raíz de ese artículo, a usted se le ha tildado de ‘oportunista’. ¿Qué opina de estos comentarios?

Creo más bien que he sido oportuno. Y coherente. Voté no a Matías Navarro ejerciendo como socio mi derecho a votar. Es más, expuse en la asamblea mis motivos, que son los mismos de siempre. Motivos y razones que, a juzgar por el resultado de la votación, compartían conmigo cuatro más. Solo cuatro. Con Parra no quise ni una foto, me limité a comprar las acciones que como socio me correspondían. Me sorprendió que personas con ojos en la cara no quisieran ver. Y eso va por algunas autoridades que, además de ciegos, parecían estar sordos. A los ocho meses de la llegada de Parra publiqué otro artículo en términos parecidos. Algunos me lo afearon. Curiosamente los mismos lacayos que luego mordieron la mano del amo que les daba de comer. Yo soy el que era. Si por oportunista entendemos al que se acomoda a las circunstancias por interés con desprecio de los propios principios creo que los oportunistas han sido otros. Oportunistas son los que se sacaron la foto con Parra y ahora escupen sobre su nombre. Es otra manera de ser oportuno. Pero no de ser coherente.

En los últimos meses se ha visto a un presidente blanquinegro entrar en prisión y al club sumido en una profunda inestabilidad hasta la venta. ¿Qué le parece todo esto? 

Era el muy previsible final de la película. De tanto ver cine sabes que algunas películas acaban en beso y otras con el malo en la cárcel. 

Usted fue presidente del Badajoz en ‘los años de la tierra’. ¿Cree que el Badajoz corre peligro de volver a esa ‘tierra’? 

El barro es la materia de la que Dios hizo al hombre. Allí, con nada, con lo único que no muere, con un puñado de aficionados dimos aliento a nuestras ilusiones de siempre. El Club Deportivo Badajoz es lo que es no por jugar en tal o cual categoría, en tal o cual estadio, lo es por ser bandera de una ciudad. A veces toca ser menos, pero esos tiempos difíciles no son tiempos de soledad, sino de pureza. En aquellos días de barro fuimos felices porque lo teníamos todo, porque nada necesitábamos que no tuviéramos, teníamos la camiseta, el escudo y unos jugadores que se vinieron con nosotros por amor a unos colores. Y una afición acrisolada. Apenas mil abonados. Pero a mí me parecían mil gigantes. Gente con la que sigo en deuda. Todo por nada. ¿Qué cobraba Pichi, nuestro utillero? Nada. ¿Qué cobraba Fidel por atender el papeleo? Nada. Todo por nada. ¿Peligro? En los buenos ejemplos nunca hay peligro, solo orgullo.

¿Sabe algo de los nuevos propietarios?

No, nada. Pero, visto lo que hay en el saco, raro sería que la manzana no trajera gusano.

Si el Badajoz desapareciera de nuevo, ¿volvería a ser presidente?

Segundas partes nunca fueron buenas. Otros vendrán. Presidente no, otra tarea habrá más acorde con mis pocos méritos

 ¿Qué es lo que más añora de esa época?

La libertad.