Opinión | EL EMBARCADERO

Estación CC

Con este titular no estamos indicando algo vinculado con Cáceres, hacemos referencia a la que, ojalá más pronto que tarde, pueda ser la denominación de la estación de tren de Badajoz: CC, de Carolina Coronado, una de las grandes escritoras españolas decimonónicas, junto a Emilia Pardo Bazán, Gertrudis Gómez de Avellaneda y Rosalía de Castro. Hace unos años, en plena remodelación de la terminal, la asociación Amigos de Badajoz lanzó una propuesta a la ciudadanía para que se la bautizara con el nombre de la insigne poeta almendralejense, iniciativa a la que se incorporaron diferentes entidades de la sociedad civil gracias a una campaña de petición de adhesiones. El pasado domingo, 15 de enero, justo cuando se cumplieron 112 años de su fallecimiento, el Ateneo de Badajoz organizó una ofrenda floral y un recital poético frente a su tumba, en el cementerio viejo de Badajoz, a lo que se sumó una conferencia a cargo de la profesora Raquel Tovar Pulido en el Hospital Centro Vivo, el día 17. Ambos actos han servido para, una vez más, recordar el importante legado que nos deja Carolina Coronado, no solo como literata sino también como defensora de los derechos de la mujer en una serie de poemas que la convierten en abanderada de la primera generación de escritoras y en precursora del feminismo, según su biógrafa Isabel María Pérez. En el poema ‘Libertad’ se refería así a la discriminación jurídica de las mujeres en tiempos de revoluciones liberales: «Pero, os digo, compañeras, / que la ley es sola de ellos, / que las hembras no se cuentan / ni hay Nación para este sexo.». No quedó ahí su labor activista, sino que practicó la hermandad lírica o, mejor dicho en nuestros días, la sororidad literaria, al ayudar a tejer una red con otras jóvenes poetas que les sirvió de resguardo frente a las críticas y que las ayudó a que se animaran a escribir y se apoyaran entre ellas. La violencia machista fue reprobada también por ella en el poema ‘El marido verdugo’, condenando los golpes y el maltrato psicológico que sufren muchas mujeres a manos de sus esposos: «Que a veces sobre el seno trasparente / cárdenas huellas de sus dedos halla; / que a veces brotan de su blanca frente / sangre las venas que su esposo estalla.». Por desgracia, y aunque ha habido mejoras, esta realidad sigue presente hoy en día, en pleno siglo XXI. El compromiso social de Carolina Coronado con la abolición de la esclavitud fue patente, así como su apuesta por la tolerancia, la cordialidad y el sentido de la justicia. A mi juicio, son algunos de los méritos en su haber, más que apropiado spara que desde Adif y el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana se apruebe el nombre de Estación de Badajoz-Carolina Coronado, siguiendo la estela de recientes estaciones ferroviarias designadas con nombres de mujeres notorias: María Zambrano, Clara Campoamor o Almudena Grandes.