El rincón de don Rafaelito

Los libros que hablan de él lo describen como "un hombre bueno" y "el buen samaritano de Badajoz". Rafael Sánchez García, don Rafaelito, durante años capellán del Hospital Provincial, donde reposan sus restos, tiene desde ayer otro rincón en el edificio. En una espaciosa sala el Arzobispado ha reunido las pocas pertenencias de quien ya en vida fue austero en sus posesiones.

La silla desvencijada donde dormía don Rafael, que se resistía a tumbarse por si recibía un aviso urgente de algún enfermo; su mesa y una estantería, que se guardaban en dos conventos de la ciudad, se conservan junto a varias vitrinas con manuscritos, libros, ropas litúrgicas y vasos sagrados.

Entre todo lo expuesto, el sacerdote Manuel Amezcua, que ha dirigido la exposición, destacó por su distancia un aviso de conferencia para recordar que alguien de un pueblo iba a llamar por teléfono para dar noticia de algún enfermo, un papel anacrónico en los tiempos de la telefonía móvil. Como curiosidad, un libro con un título premonitorio, El sacerdote santo , que le regaló José María Alcaraz y Alenda.

A la inauguración asistieron el arzobispo, Antonio Montero, y el presidente de la diputación, Juan María Vázquez, quien destacó que el padre Rafael "marcó una época y se debe reconocer, tanto desde el punto de vista eclesiástico como social, por su labor dedicada a la Iglesia, a su Dios y a su pueblo".

Por su parte, el arzobispo mencionó que este museo junto a la capilla del Hospital Provincial "aviva, reactiva y da a conocer su figura". Montero dijo emocionarse con la idea de que Badajoz, "que va entrando en los itinerarios de turismo, que recobra sus murallas y su río, va a tener aquí un punto sagrado, que será signo de que no sólo se ha crecido en el siglo XX en cultura, en democracia y en urbanismo, sino también en grandeza moral y entrega a los demás". Este pequeño museo pretende contribuir a propagar la personalidad del sacerdote olivero, en proceso de beatificación.