'Chapié', el diario de un voluntario de Badajoz en Bolivia

Luis Alberto Illán de la Cruz, profesor del colegio Maristas, saca a la luz un libro que cuenta su experiencia de voluntariado en Roboré, Bolivia, durante la pandemia de Covid-19

Luis Alberto Illán con su libro 'Chapié' en el colegio Maristas

Luis Alberto Illán con su libro 'Chapié' en el colegio Maristas / Santi García

Chapié significa gracias en quechua, un idioma que se habla en algunos países de América latina. Luis Alberto Illán de la Cruz, profesor del colegio Maristas de Badajoz, quiso titular así su libro porque se siente agradecido con su experiencia de voluntariado en Bolivia. «La idea no era cambiarle la vida a nadie, sino cambiarle el día a día», manifiesta el autor. Este ejemplar literario recoge sus vivencias durante el año marcado por la pandemia en Roboré, Bolivia y en las comunidades colindantes.

«Esta fue la quinta vez que estuve», cuenta el autor. La ONG de Maristas tiene distintos voluntariados en diversos países del mundo, la de Badajoz lleva yendo a esta ciudad durante aproximadamente 16 años. A partir de 2022 se dejó de ir porque «ya no hay hermanos Maristas allí». Luis Alberto Illán llevaba yendo cuatro veranos como voluntario y decidió pedirse una excedencia en 2020 para ir desde enero hasta octubre. Cuando lo hizo no sabía cuan diferente iba a ser su experiencia de las anteriores. «Fue totalmente distinto a lo que yo esperaba, pero no lo cambiaría porque creo que si yo no hubiese estado nadie hubiese ido a las comunidades a llevar comida», reflexiona.

El libro surgió como una forma de «colaborar». El profesor había ido anotando sus experiencias y reflexiones en un diario. «Intenté darle una vuelta y novelarlo para poder publicarlo y sacar beneficios para el proyecto», explica. El libro está escrito en tercera persona y él aparece como el personaje de Albert, aunque el resto de personajes son personas reales con las que convivió allí. Todo el dinero que recaude con el libro irá destinado a las familias de Roboré que lo necesiten. «No es un bestseller  ni lo será nunca porque es un libro de experiencias», relata el autor.

Luis Alberto Illán pudo haberse marchado en marzo antes de que cerraran las fronteras, pero no quiso hacerlo. Lo consultó con su familia y decidió quedarse. «Se hubiese acabado, no hubiese sacado el libro y hubiese hecho mi trabajo de educación a distancia con mis alumnos, pero me quedé», apunta. Una de las razones por las que no abandonó el proyecto fue porque allí iba a ser más útil. Vivía con los hermanos Maristas de Roboré y el más joven tenía 70 años. Por edad no podían salir, por lo que era él quien les llevaba la comida. Con el dinero de las becas les compró tarjetas son con acceso a internet a los alumnos para que pudieran conectarse a las reuniones y enseñó a los profesores a usar plataformas como Zoom. Estas son algunas de las experiencias que también relata en el libro.

El proyecto al que pertenece el autor consiste en ofrecer becas escolares a niños que viven en comunidades campesinas para que tengan la oportunidad de estudiar. Se centra sobre todo en estar con las madres y los pequeños. «Allí la mujer tiene muy poca importancia», cuenta. Los abusos a niñas por parte de miembros de su familia son más comunes de lo que se concibe y denunciar allí no es una opción viable en muchas ocasiones. «Una madre me dijo que no podía denunciar porque le iban a echar la culpa a su hija», explica el profesor. Otra de las cosas que le llamó la atención de su estancia allí fue que al entrar a un hospital lo primero con lo que se encontró fue con una tabla de precios, ya que allí la sanidad no es gratuita.

«Yo en el libro pongo que la gente allí es muy pobre pero es muy rica de corazón comparada con aquí», expresa Luis Alberto Illán. No todas sus experiencias allí fueron malas, al contrario. «Cuento un episodio que me llamó la atención, creo que sucedió el primer año, fuimos a casa de una abuelita porque una de las cosas que hacemos allí es visitar a las familias. La abuelita vivía sola y fuimos cuatro personas a su casa a verla y nos dio un dedo de café porque no tenía más para darnos. Ha sido el mejor café que he probado en la vida, no por el sabor ni por la cantidad sino por el gesto».

Debido a que el libro salió durante la pandemia le fue difícil al autor presentarlo. Lo hará durante las semanas solidarias (del 6 al 17 de mayo próxios) del colegio Maristas de Badajoz como una de las actividades para recaudar fondos para la ONG. «Yo creo que todo el mundo debería estar obligado a ir dos semanas a un país con necesidades. Muchos de nosotros, y eso lo pongo también en el libro, nos creamos necesidades mientras allí viven cuatro personas en una habitación en una casa de barro», reflexiona el autor con la idea de volver algún día y visitar a aquellos niños que fueron sus alumnos durante los duros meses de pandemia.