Opinión | EL CHINERO

La rendición de Menacho

La calle más comercial de Badajoz necesita ideas que la revitalicen si no quiere ser víctima mortal de una metralla perdida

Actividades en la calle Menacho con motivo del 'black friday'.

Actividades en la calle Menacho con motivo del 'black friday'. / S. GARCÍA

El 4 de marzo de 1811 Rafael Menacho y Tutlló recibió un impacto mortal de metralla en el estómago que acabó con su vida en apenas 7 minutos. La única batería que le quedaba al enemigo lanzó una lluvia de proyectiles con tan mala suerte que el general no tuvo tiempo de resguardarse y un grano lo atravesó dejándolo herido de muerte. Menacho perdió la vida defendiendo la de los pacenses y se convirtió en héroe de la Guerra de la Independencia, cuya acción la ciudad le reconoció erigiendo un monumento en su memoria en el lugar donde equivocadamente se creía que murió (no ocurrió en el baluarte de Santiago sino en la poterna que existía donde ahora está en colegio General Navarro). Su nombre también se dio al cuartel de la base de Bótoa. Y a la calle comercial más importante de Badajoz, condición que hizo que para muchos, de dentro y sobre todo de fuera, Menacho fuese antes una calle que un insigne y malogrado protagonista de la historia local.

Menacho era la calle de Badajoz que concentraba las principales tiendas y una ristra considerable de franquicias nacionales. Herida de muerte como el general, decayó con la apertura del centro comercial El Faro, situado a las afueras, como frontera infranqueable para los clientes que desde entonces no necesitan entrar en el casco urbano y armarse de valor para encontrar aparcamiento. Engangrenada estaba la calle cuando acabó de infectarla el auge del comercio electrónico, una enemigo con el que el comercio local de proximidad difícilmente puede competir. Años lleva dando coletazos la calle Menacho, resistiéndose a desaparecer, con las terribles consecuencias que para su entorno traería que acabase muriendo del todo y se disipasen los negocios de la resistencia.

Pocos e infructuosos han sido los intentos de sacar a flote esta vía comercial. Ni los comerciantes ni el ayuntamiento han sacado todo su armamento para relanzar la actividad comercial en esta céntrica vía donde existen 17 locales vacíos, algunos cerrados desde hace más de dos años. Los propietarios tardaron en adaptarse a la nueva realidad y se hicieron de rogar para bajar los precios de los alquileres, tan elevados que a los comerciantes les costaba echar cuentas para llegar a fin de mes y no morir en el intento. La marcha de Zara del espléndido local que rehabilitó en el antiguo Teatro Menacho fue el remate. Zara era el buque insignia de la calle y su ausencia trajo consigo un menor trasiego de clientes durante los dos años que ha permanecido cerrado el edificio de cuatro plantas, cuya imagen de abandono contribuía, aún más si cabe, a la imagen sombría de este espacio. La desesperanza pareció llegar a su fin cuando una importante firma gallega apostó por Menacho y puso en juego su dinero y su imagen. Arenal ha reabierto el emblemático inmueble y parece que esta semana ha vuelto el ir y venir, aunque solo sea por la curiosidad de comprobar cómo es posible rellenar 1.300 metros cuadrados de cosméticos, productos de belleza, de limpieza y de dietética. Menacho necesitaba otro motor que tirase del carro como lo hizo Zara y está por ver si Arenal es el empuje que la calle precisa. Por lo pronto, la inauguración de la enorme tienda ha coincidido con la triste noticia de que cierra Stradivarius. Un cierre que no es anecdótico pues es el último reducto en Menacho del grupo Inditex, que llegó a copar la calle con sus firmas. Siete tiendas llegó a tener. Cuando finiquite julio no quedará ninguna.

La calle Menacho urge ideas que la revitalicen si no quiere ser víctima mortal de una metralla perdida. Nada de pasacalles de Mickey Mouse ni talleres de pintacaras. Menacho requiere una imagen que diferencie su oferta de la de El Faro y de internet. Menacho necesita que sus comerciantes se unan y piensen en qué hacer para atraer clientes que buscan algo singular, con el apoyo real de las administraciones. Menacho, el general, nunca se rindió. Menacho, la calle, no puede rendirse.

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